campiña ecijana

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viernes, 17 de junio de 2016

Cañatos y la calor


Noche de caló en Cañatos

          A porta gayolas estaba Cañatos rodilla en tierra sobre el albero de su idiosincrasia, con estoicismo y tenacidad en la raya del ocaso, la vista fija sobre el portón de aquel chiquero abrasador  de la noche veraniega, por donde al ruedo astigitano se anunciaba aparecer al “Miura de la caló”.

          Las altas temperaturas de un más que sofocante día perduraban en el ambiente y el sol, cual victorioso Cid Campeador, seguía ganando batalla  horas después de haberse ido, dejando como huella indeleble en su discurrir por todo Cañatos, un nuevo campo de batalla, donde la reconciliación con el sueño y el  descanso sería poco menos que una quimera.         

         Del allá de los confines del Viso y el Cerro Perea, sonaban  clarines del ocaso dando el aviso de que  la noche  ya andaba cerca y el  Sol, en su innegable afanar  por las ascuas, sin tregua ni pausa  dejaba semblanzas y cual cometa encendido camino de Lora,  lamiendo horizontes dejaba deberes su fuego de cola.

          De buena mañana llegó dando  aviso sujetando voluntades, fuerzas y ganas; no habría perezas en los armarios que no salieran y todo  brazo quedó caído sin fuerza alguna para moverse y en el momento de la siesta, “hora sexta” post-salmorejo y porrón a mano, donde a “tente bonete” dejaría el ambiente llegando hasta el cenit de aquel verano.

          A través de la celosía de aquella ventana que es la gracia cañatera, donde pueblan geranios y malvas chinas marcando la linde como un fielato, “pájaros fritos” de algún tejado los pobrecitos todo asfixiados se vieron bajar y sobre  el empedrado que eran  “Parrillas de un San Lorenzo”, dieron la muestra más que evidente de la “tragedia” y el descontento; pararon  relojes marcando  el tiempo y en su desdicha  solo el momento quedó fijado de aquella asfixia.

          Con el meneo del abanico, cruje la vieja silla con culo de enea, restregones de salmorejo por los hocicos…  risas de niños, canto de grillos mientras el gato ronronea y en la cal de la vieja pared, allí pegadito a las tejas, el farol deposita su luz que es “tienda de pan” donde  buscan sustento salamanquesas. Perfumes de azucena, de jazmín, dama de noche y  hierbabuena, se entre mezclan con el olor del albero que se regó por la puerta de la taberna y en los labios, la sal de las papas fritas y el amargor de la espuma blanca de una buena cervecita.  

          Por todo lo alto del firmamento, de seda en blanco pidiendo paso entre luceros llegó  la Luna y en su abaniqueo de luces llena, larga cambiada  de  aquellos brazos con torería quitando penas, más a una mano con gallardía lanzó a los vientos y fue vertiendo con alegría luz a raudales,  a la presidencia, la debida pleitesía. Con su peina por  montera  pasó orgullosa, mil luceros la seguían; por el albero niños que no dormían, “picaores” que eran mosquitos hacían aquel paseíllo y hasta el “Loco del amoto, pa rompé la güena harmonía” que a gorrazos monosabios silenciaban hasta donde podían; desfilaron todos juntos dando cuenta ante la Fuente del  calor tan insistente que en Cañatos hacía.

            El silencio de La noche se fue estirando y el calor  ¡Ay el calor!  Medio  cansado y casi dormido, que no perdido, quedó a la espera de un “Nuevo Sol”

Montero Bermudo, cañatero por la gracia de Dios.                2.016

 

3 comentarios:

  1. Andaluz eres un artista, sin estar en tu pueblo me trasladas a él.Eres muy grande.

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  2. Andaluz eres un artista, sin estar en tu pueblo me trasladas a él.Eres muy grande.

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  3. Gracias por tus consideraciones. Siento mucho que tú no seas de Cañatos... sería completo.

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