campiña ecijana

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sábado, 21 de mayo de 2022

Lo que no me pase a mi...


 

Siempre me pasan cosas raras y mientras más viejo uno…

         Mi mujer que tiene obsesión con los productos de aseo y limpieza y que pone en el baño una retahíla de botes y frascos que lo llena todo a modo y manera de antigua botica. Una estantería, donde un ejército de triangulares pintauñas y una especie de “alambrada” hecha con barras de labio, más colonias y perfumes invaden la parte alta y en la de abajo: gel de baño con olor a cualquier cosa exótica y rebuscada a “tutti plen”; crema de manos, para los pies, las arrugas de la barriga; fijador de no sé qué y champús para pelo graso, el rubio, el moreno, del otro y del que haga falta; yo como no tengo arrugas ni cayos, aunque estoy más bien calvo a veces pienso que ninguno me viene bien, me sobrarían casi todos.

        Pues bien, entre a bañarme y tal como iba avanzando en el lavado, sentía que me dormía, la esponja se me iba de las manos, los pies tapaban el desagüe, una flojedad inusual, una hinchazón por todo el cuerpo que me llamaba extraño, haciéndome pensar que lo mejor sería enjuagarme y salir seco hacia el balcón donde respirar… algo de ahogo también sentía…  me faltaba el resuello.

         Frótate con ganas y échate jabón que haga espuma que tú eres muy económico, me dijo mi señora al pasar por el pasillo y dando unos toquecitos con los nudillos en la puerta…  está en todo, ni comiendo, ni durmiendo, ni en el baño… siempre controlado

        Terminé como pude de bañarme y me dispuse a salir…  eeeeyyyy …  ¿Qué passsssa? No podía levantar las piernas para saltar de la bañera, gordo como una pelota playera de Nivea y flojo como una guita, fofo, lacio, hinchado, con los brazos caídos, sin nervio alguno… miré al espejo de medio lado mientras llamaba a mi mujer, me vi el semblante extraño, no era yo, los ojos enterrados como dos pipas de sandía clavadas entre los pómulos abultados, las cejas pobladas como un perro de agua, las orejas sueltas y caídas, las manos eran dos talegas de pan, todo blandito, el moquillo se me caía…   nenaaaaaa… ya no podía más, se apoderó cierto miedo de mí y de esa forma soy hombre muerto…  y entró por el baño

        ¿Qué haces?   ¡Uy, uy, uy por Dios! ¿Has comido algo raro? ¿Qué te has puesto?

        Y yo qué sé, le respondí mientras me abrazaba a ella y colgándome del cuello como boxeador perdido y machacado por el rival a la espera del toque de campana que le salvara de lo que yo me temía, apoyándome y haciendo el intento de salir

        ¿Qué te has puesto, con qué te has lavado? Y trasteaba nerviosa por donde los botes, dándoles vueltas a geles y champús de la estantería… 

        ¡¡Hay Dios mío que tío más torpe!!  Que torpeeeeee…  Dijo haciendo gesto y mientras se llevaba las manos a la cabeza, pero chiquilloooo ¿Tú no lees, tú no ves los botes…?  anoche estuve lavando aquí en un bañito unas cosillas delicadas, las dejé en remojo y se me olvidó… 

        Yo no veo bien de cerca… bueno na, y las gafas tengo la costumbre de bañarme sin ellas ¿Dónde he metido la pata ahora? le pregunté ya mosqueado y preocupado mientras a rastra llegábamos al sofá

         No se puede ser tan desastre humío, te has bañado con el Suavizante “Mimosín” que olvidé ahí …

       De verdad que lo mío tiene tarea, pero lo de mi señora…

Montero Bermudo, 21 de mayo de 2022

 


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