campiña ecijana

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lunes, 1 de febrero de 2021

¿ Para qué te quieren ver ?


 

 Necesitan verte, pero el saber de ti no les importa.

  ¡¡ Hombreeeeeeee cuánto tiempo sin vernos!!  - me dijo un antiguo amigo - con el que no me cruzaba desde muchísimo tiempo atrás y nos saludamos con un efusivo abrazo mientras manteníamos una aparente satisfacción. Nos vimos por aquello de las casualidades en una vía concurrida de la capital, entre el bullicio de la gente, cada uno con la cabeza en su mundo y de pronto, frente a mí…  nos miramos, sí es él - me dije - lo mismo que supongo pensaría mi amigo y allí mismo entablamos una extensa conversación recordando y repasando cosas y trances de los últimos años, al final, nos despedimos en el protocolo de previo pacto con el que haríamos por vernos con menos plazo de tiempo que esta última.

    Marché conteniendo una pequeña sonrisa y con la comisura de la boca marcando intención hacia arriba, mientras la cabeza repasaba y reorganizaba buena parte de lo recién comentado. Me puso al día de infinidad de logros y bienes conseguidos, de superaciones, virtudes ampliadas, del momento insuperable y álgido en consecuciones, de formaciones y aprendizajes a base de titánicos esfuerzos, de nuevas posesiones, de niveles superados, de envidias y celos hacia su persona por parte de muchos, e incomprensibles para él…    una mina, un nivel anhelado por cualquiera y una “fortuna de cabeza” digna de todo elogio.

    ¿De mí? De lo mío no llegaría a enterarse, prácticamente de nada, no había dado lugar ni él preguntó, no tenía ningún interés en saber de aquel que tanta alegría le despertó al verlo; a él le encantó encontrase con quien le mirara a los ojos mientras exponía sus grandezas. Un amigo está para eso, para atender penas y alegrías de quienes se quieren y se respetan, para arrimarse a la cruz en su caída y tirar de ella en apoyo de aquel que lo necesita y alegrarse de todo cuanto de bueno le ocurra a quien te importa, porque es humano y la propia dignidad empieza por los mejores deseos para con los demás.

       La vida va dando lecciones y enseña y los amigos que vas conformando en el trayecto de la misma, no son más que un reflejo de lo que somos: el listado es tan extenso como personas existimos.

      De la pequeña sonrisa, se fue torciendo el músculo que contraía cierta parte del semblante, variando a otro más austero y reflexivo y de ese estado en el que cierto gozo se ausentaba habría de aparecer la sensatez y el juicio. Nadie está obligado a ser lo que uno quisiera, eso va en cada persona y el esfuerzo se habrá de aplicar, en comprensiones donde se debe de aceptar el proceder de los demás, porque ello va implícito en el mundo particular y privado que les pertenece. Otra cosa será, que “descubierto el filón”, tome uno las de “villa Diego” por no andar gustoso de rodearse con tanto “material valioso”, ni andar hecho a tan refinadas “dulzuras” o necesitar de mezclarse entre tanto brillo.

   Cada vez más deshumanizados, materialistas y vanos, con la mente en lo ajeno, en las comodidades y en la vida fácil, nos está llevando a un mundo, donde la lucha y el esfuerzo por las consecuciones se van transformando en un trabajoso sacrificio del que huimos buscando lo cómodo y ello nos hace esconder y tapar el verdadero nivel en el que somos y que al egoísta y avaro le parece poco. La mayoría (y esto es lo malo: que cada vez son o somos más) necesita verte, pero no le importa saber de ti, a no ser que “un pajarito” le haya informado de que ahora eres muy pudiente, lo que le interesa es que sepas de él y sus grandezas, decirte cuanto tiene y de lo listo y valioso en lo que anda convertido, lo tuyo no tiene sentido y no se puede comparar…   ¡Qué va!

Montero Bermudo

Acechando al buen tiempo por llegar, desde mi ventana. 1º de febrero de 2021

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