campiña ecijana

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miércoles, 5 de septiembre de 2018

El saludito diario


Retratista autodidacta y artista por la gracia de Dios
… Y hoy tocó, entre otras, unas cuantas instantáneas del sufrido Salón de Écija, casi al amanecer. Así de agradable me dio el desayuno ese cachito de pan que es mi primo Ramonchi.
        Siempre lo recuerdo con su cámara enfocando a diestro y siniestro, extrayendo el jugo de cuanto mira con curiosidad: La semana Santa de Écija y las de alguna que otra población cercana, la Feria, los toros, los caballos…    y hasta hubo un tiempo donde buena parte de Barcelona con su Tibidabo y alrededores, quedaron impresas para los restos en su máquina. Ahí está y estará todo aquello que vibre en su campo de visión, porque su espíritu es de los que miran y ven (esto es algo más complejo) recogen y guardan. Inquieto artista que supo hacerse a su manera y cuando todavía no entendía de afeites, ya jugaba con sus mejunjes y líquidos ácidos en el rincón oscuro de su cuarto.
          Atrás va dejando una vida de imágenes perdidas y otras que se resisten, las que muchos conocimos y en el álbum fotográfico personal, instantáneas cariñosas y de buen gusto corren por esos mundos donde Ramón ha vivido y vive. Autodidacta y sin pretensiones, ni firma ni se vanagloria de nada, su manera desinteresada en aquello que posea lo demuestra a manos abiertas con los suyos y con quien sea, no se siente dueño ni de su propio ser: ¿” Primo yo paqué quiero ná”?  Me dice con esas maneras dulces y cariñosas que usa este desprendido ser, que para más señas es mi primo hermano.
        Mi primo Ramón León y su eterno placer en retratar cuanto ve o sueña y que a diario me envía muestras de su astigitana manera de empezar el día. Ya no usa “maquinaria ortodoxa” ni corretea eventos o acontecimientos populares; mermadas las facultades físicas y “tonterías” de la edad, lo relegan al terreno de lo más cómodo posible y con un simple móvil, mata el gusanillo a diario y me pone “los dientes largos” …    Puerta Palma, Colón, El Carmen, El Paseo José Silva Martín, Miguel de Cervantes o el mismo Salón…   son esas pequeñas excusas para darme los buenos días y que en la retina me quedan como besos.
Gracias Ramonchi, desde bien chico me pusiste en el objetivo de tus “máquinas” y yo sin retratarte te llevo en el corazón.
Montero Bermudo
San Juan Despí, 5 de septiembre de 2.018

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