Hastío, desaliento y hartura
Son tiempos de sopa boba y aquí
demasiados a la cola se ha convertido en costumbre ¡Mal asunto! Poco a poco se irá venciendo la balanza del
lado del que demanda, protesta exige y pide subvenciones… al final hará levantar por los aires al que
lucha y se entrega, al que contribuye y colabora, al que da sin pedir nada a
cambio, al que aguanta con fe los momentos y al que empuja o tira del que
aparentemente no puede ¿Y entonces qué?
La apatía y la desgana, la desidia y el abandono nos envuelven y acompañan de forma cotidiana dando forma ya,
y por costumbre, a unas maneras de vivir que lejos de ser lo ideal y contraria
por descontado a unos modos constructivos, más pronto que tarde vendrán a pasarnos
cuentas. No tiene buen color ni es posible verlas venir desde esta amargura donde andamos inmersos, con
algo de claridad o medianamente derecho. Todo se va desmoronando.
¿Cuándo nos daremos cuenta de que esto no funciona? Que vivimos de renta, que nos comemos los
ahorros, si es que quedaba algo y que ya
no es posible sacar de esta ubre enflaquecida y mal nutrida más teta. Algún día, en algún momento
tendremos que dar explicaciones si no es tarde ya y además ponernos a la brega,
acercarnos al tajo y comprometernos en “labrantías”, la naturaleza pone buena
parte pero los frutos no serán suficientes
si no se prepara el terreno; hay que labrar, sembrar y regar aquí nos estamos durmiendo a la sombra
pero el árbol se está secando y las ramas vendrán al suelo, pobre de
nosotros sin frutos, a pleno sol y con
el terreno desértico.
Los máximos responsables del funcionamiento de todo, como una jauría de
lobos hambrientos, entre ellos se pelean por el mejor trozo; por el poder y el
dinero; por las prebendas y ventajas del cargo, por todo
cuanto a ellos y su persona atañe… ¿Hace
falta más muestras después de todo cuanto exponen para verlo? Mientras ellos dentro de su mentira y avaricia
siguen acariciando la idea de conseguir algo más de lo que ya tienen (nunca
será bastante) ofreciéndonos el gobierno
de una Barataria ínsula que a modo de unos Sancho Panza de lustre a nuestras
particulares vidas, nosotros continuamos haciéndoles el caldo e intentando
convencer al vecino de lo buenos que son los que yo voté.
¡Bendita ignorancia! Muchas veces provocada por el egoísmo propio
pensando que yo sacaré algo y que a la postre, será una papeleta más en el
sorteo de las hostias que se van a rifar, porque cuando se haga el reparto
todas serán para los de siempre.
Montero Bermudo. Primavera de 2.016
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