A Veiga en el recuerdo
… Y me di contigo nuevamente en la vida y en aquel cruce del camino, angosto y penoso tramo en el
que las fuerzas ya se negaban casi y que tu encuentro supuso un alivio y un
vigorizante empuje que me permitió seguir algo más suelto y ligero. Yo sabía de
tu existencia, tiempo atrás nos habíamos visto y aquello, aunque no del
todo, quedó casi en el olvido, pero
ahora con esta milagrosa confluencia
algo se despertó en mí y no doy pie con bola pensando y rememorando el momento
cuando te vi… no me preguntes por qué,
yo también ando obnubilado y vivo en la fascinación y el encantamiento de aquel
momento. Tú dirás que nos es para tanto, pero yo, ¡ay! yo, que no salgo de mi asombro y en el desconcierto
vivo sin atreverme siquiera a exteriorizar
unos sentimientos que por extraños
solo me importen a mí.
A Veiga, rinconcito adorable de esa hermosa, deslumbrante y
despampanante Galicia que siempre asombra y que Tú, ahí en esa peana, antesala o zaguán bajo un dosel o
palio de estrellas eres la puerta de su
cielo, aposentada junto a las cristalinas y plateadas aguas del Xares, convertido a su paso ante Ti en “Tocador de Princesa” ese Encoro de Prada, maravilla de espejo donde te
miras. Protegida y custodiada a su vez por un “Arcángel imaginaria” que es Trevinca, que te cuida y vigila de forma perenne enarbolando la bandera de lo más hermoso para
diferenciarte y enseñarte, cual quinceañera en sociedad, lo mismos que a todas esas tierras que te rodean.
Continuaré esperando esa oportunidad que el destino me
ofrezca y volveremos a vernos, me quedé con las ganas de decirte tanto que… se me agolpa todo y el descifrar las
innumerables sensaciones, no está al alcance ni de mi capacidad ni soltura
dialéctica, la que anda más que agobiada de la cuenta en estos momentos y me es
harto imposible poner nada en orden con el emotivo recuerdo.
Montero Bermudo.
S. Juan Despi 2 de Enero de 2.016
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