campiña ecijana

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jueves, 13 de agosto de 2015

"Adanes y Evas" expulsados del Paraiso


Aquello fue una Romería.

           La vi partir y absorbido por ese enorme  imán que me condicionaba y tiraba de mí, me fui tras ella,  un enorme  gentío la acompañaba no iba sola; mujeres y hombres jóvenes en su mayoría, niños y niñas  junto a algún resignado y cabizbajo viejecito  seguían  la estela de aquella  “Figura de gris marengo”  la que entre olivares se perdería dejando atrás cunas mermadas y hasta vacías que nunca más serían repuestas.

          Animadas conversaciones,  risas nerviosas y a carcajadas; melancolía, caras serias ahítas por la inquietud y la zozobra. De entre la muchedumbre surgió algún canto en alabanza que entre-mezclado de algún suspiro, cerraba en llanto aquella coral que como himno  haría de fondo y acompañamiento en un viaje a ninguna parte.

          Romería de la amargura y de la esperanza que en muchos lances serían frustradas.  Al final, se volcaría  la balanza del lado del desengaño, para  buena parte  de aquella comitiva con toda su mala leche y nos dejó a un montón  en ese limbo del desconsuelo. Terreno de nadie y marginal donde con desdén te mira el que levantó vuelos, porque no hay escrúpulos en quien  aislado en su “triunfó”, vive con  miedo a que su vergüenza  puesta al descubierto, le pregunte quién es él.

          Se abrirían caminos a  horizontes nuevos  y los posibles cambios traerían consigo nuevas propuestas, más el  destino que junto a la mala suerte mantuvo a raya a los  inadaptados, hizo lo suyo  a la chita callando y lentamente iría consumiendo  cualquier posibilidad de encontrar la tierra prometida.

          Lejos ya del punto de partida y harto imposible recomponer más de medio siglo de una vida rota, aquí andamos esos “algunos” machacando  con el recuerdo y aunque no es muy  recomendable perder el tiempo en  lamer las heridas, se sigue  pensando del porqué de esa incapacidad que no permite huir definitivamente de esa “Romería” encabezada por la misteriosa  “Figura gris marengo” y que no es otra que la pena.

¡¡Vamos a ver si es posible!!  Nunca es tarde.

Montero Bermudo.

S. Juan Despi,  agosto de 2.015.

Casi a punto de cumplirse cincuenta y dos años de aquella partida o Romería.

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