¿Es necesaria tanta procesión?
Que alguien me explique el porqué de mi desconcierto, no sé si esto es pasajero,
normal o es que me estoy volviendo más raro de la cuenta. No ando seguro siquiera
ni en decirlo, lo mismo alguno se molesta, pero me gusta ir por la vida con la
cabeza levantada.
Desde hace
algún tiempo vengo observando cierto incremento de salidas procesionales generalmente
Vírgenes solas, aunque a veces
acompañadas, ejemplo: Córdoba no hace
mucho, la anunciada para octubre en
Écija y de Sevilla pierdo la cuenta. Son algo menos las de un Cristo solo, e
incluso los dos en otras ocasiones, incluidas ahí patronas o patronos de
poblaciones y demás; así como de innumerables: Vía Crucis y demás actos similares que organizados por
las hermandades (la excusa cualquiera es buena)
ponen en movimiento o expuestos
al público a los titulares de dichas hermandades e incluso a otros que no
siéndolos, también salen en procesión.
Como
creyente, cofrade y hermano de hermandad tengo dudas de si esto es “el camino ideal” en el
que las hermandades empleen y dediquen tanto esfuerzo y gastos económicos.
¿Siempre fue
así? ¿No es suficiente con el día
asignado en Semana Santa para evocar
públicamente que andamos ahí? Si todos estos movimientos de salidas por
las calles se realizaron dentro de este mundillo de las hermandades (más o
menos) yo no me he percatado.
Recuerdo
de toda la vida (la mía) que al margen de la Semana Santa, salvo causas
excepcionales (rogativas, agradecimientos…) y titulares muy señalados, en Écija
por lo menos: Virgen del Valle, Cristo de S. Gil, Confalón… y que
ya eran bastantes, no andaba el personal por la calle casi a diario en procesiones y eso que los tiempos usaban con holgura del
“medio” para entretener al pueblo y con
ello quitarlo del “peligro” y las “tentaciones” de pensar en otras cosas.
Hoy es raro el día que no abra el ordenador y no me encuentre con la noticia
de esta o aquella “salida” para conmemorar esta o aquella celebración.
Siempre
entendí la religión como un sentimiento, una forma de entender y
comportarse ante la vida y los demás,
una manera de enfrentarte a ti mismo, la fórmula que te permite aprender a
comportarte por y para los que te rodean. Algo íntimo, pero que al mismo tiempo
una parte muy tuya de lo que no hay que esconderse ni por supuesto negarlo ¿Por qué? Pero
que por respeto y consideración para con los otros que no piensan como
uno, no debiera ser expuesto a modo de “Feria Temática” y ya de paso,
adaptarnos a los tiempos que nos está tocando vivir, en los que se tiene
muchísima más información y por tanto capacidad para decidir y en el que la libertad del tema
religioso se ha ampliado, gracias a Dios. Nadie tiene que creer a la fuerza.
No hará falta ser ningún lince para ver a quien
no le guste mi opinión, ya lo sé, yo
mismo me adelanto en comentarios de que no me gusta la suya, incluso supongo
que a alguno le saldrá de dentro y sin esfuerzos ninguno: pues vete y terminado
el problema, pero entonces no me expresaría y por supuesto tengo derecho. Aquí
lo que hago o quiero hacer es exponer mis dudas al respecto y mi preocupación
por interesado en el tema y por la incertidumbre de que no estemos a la altura
de lo que verdaderamente habría que
estar.
A mí me
hacen pensar estas cosas, porque en este mundo donde andamos inmersos hay otras
muchísimas formas de emplear el tiempo y los esfuerzos y con tanto por hacer, sería una pena ese
derroche amén de que terminemos por aburrir
hasta al más capillita ¿Estoy mal
colocado o pensar así de cómo van
funcionando las hermandades está
de más?
Creo no
obstante que además de la duda sobre este particular, la cosa no está reñida
con que en mi hermandad me sienta a
gusto en general y siga pensando que en Ella tengo mucho por hacer y vivir. Son
mis amigos, hermanos y junto con ellos he vivido y quiero seguir viviendo
muchas cosas bonitas, interesantes y
necesarias en buena medida, otra cosa sea que todo lo que se hace me guste. Lo
digo por mi conciencia, por no tener un cargo con ella y porque aspiro a convivir con menos hipocresía
y sin engañar a nadie, mucho menos a los míos.
Montero Bermudo
Mediados de Junio de 2.015
No hay comentarios:
Publicar un comentario