campiña ecijana

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sábado, 13 de junio de 2015

Rarito que es uno


  No sabe uno ni lo que quiere    ¡Qué contrariedad!   


 

          Hoy, como  “ayer”,  cuando detrás de un puñado de  cabras buscaba el pan al lado de mi tío por el “rueo” de Écija; lo mismo que cuando San Pablo visitara Astigi, Colón descubriera el “Nuevo Mundo” o Goya saliera pitando para Burdeos, igual que entonces, mucho antes y seguro que en siglos venideros…  como todos los días   ha salido el sol. Para fastidio de tantos que no hace mucho se lamentaban del frio, el agua y los nublados  y que ahora que lo tenemos se quejan también  ¡Qué contrariedad!

          Ese “Prodigio incandescente” que en Oro y sobre Campo de Azur es escudo de la Ciudad que me dio la primera luz y que me aportaría, como a todo ecijano, maneras e idiosincrasia  y que ha venido nuevamente para continuar  dándonos  sabia, porque su calor no es otra cosa que eso, vida y que en función del ángulo con el que refleja sus rayos sobre la Tierra, así calienta, estando por tanto más lejos de nosotros justo ahora  en verano, cuando más achicharra  ¡Qué contrariedad!

          Lo veo desparramado sobre las paredes del bloque de pisos que hay frente a mi balcón, aquí tardará un buen ratito en llegar, mientras, los gorrioncillos aprovechan la fresca para escarbar sobre las macetas buscando su “pan”, como yo cuando andaba por Benavides o El Cucarrón, con prisas y algo nervioso por si aparecía alguien. Desgraciado aquel que entre los geranios ose asomar la nariz, porque será engullido por estos simpáticos seres con plumas que además de aportar una nota agradable y alegre con  su presencia vienen a rociar de tierra todo el espacio entre tiestos, poniendo el balcón al retortero.  ¡Qué contrariedad!

          Sentado en mi silloncito, de cara al exterior y acompañado por mi inseparable perrita, vamos observando el panorama, Ella cuando los ve escarbar y revolcarse sobre el mantillo y sacudirse alegremente aleteando mientras espolvorean por doquier, me mira a ver qué digo…  - los pajaritos  son así Lolita, no tienen a nadie que los peinen como nosotros y es su forma de ponerse guapos, cuando terminen lo barremos ¿Vale? - Apoyando nuevamente su morrito sobre las manitas continúa distraída mirándolos y yo  sigo con  el descanso  del “weekend”, el que tanto tardaba en llegar y  ahora que ya estamos, empiezo a temer por  el lunes que anda cerca. No sabe uno ni lo que quiere ¡Qué contrariedad!  

          Mientras relajado a través de mi ventana sigo pensando: hay que ver que no hay nada o casi nada que nos venga bien, queremos una cosa y cuando llega nos molesta; no queremos enterarnos de lo que vale hasta que lo perdemos. Hace poco teníamos elecciones y todo por cambiar al personal que ya empezaba a no gustarnos y ahora que vemos las caras de los elegidos nos dan miedo, la verdad es que no es para menos.  ¡Ay Machado!  “Ni contigo ni sin ti tienen mis penas remedio” y por no pensar en cofradías ni hermandades, que se siente uno inmerso en un mundillo donde te encanta, pero que cuando ves procesiones las veinticuatro horas de todos los días del año dudas de todo  ¡Qué contrariedad!

          A ver cuando vienen las cosas a la medida, porque hasta cuando se pone uno a contar algo como desahogo sobre lo que piensa, te dan ganas de comerte el papel escrito  cuando lo lees ¿No es contrariedad?

 Montero Bermudo.

Uno de esos días en los que uno se levanta sin saber qué es lo que quiere.

         

 

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