¿Cómo
cuento lo que no vi para que quede más bonito?
Arco Iris de este rio donde las
variopintas huellas de una fe expresada y manifestada en este efímero auditorio
y que a chorreones quedan depositadas sobre el propio sendero recientemente
recorrido. Un pueblo entero va vertiendo todo el caudal de su credo en ese torrente que hacia el infinito mar lo acarrea y que por inmenso, en
su seno tendrá cabida, más no tardará y quizás en sus mareas devolverá sobre la
orilla todo aquello casi imposible de
asimilar.
Cada cosa tiene lo suyo y esta marabunta de incongruencias donde se
mezclan la fe y las creencias con lo peor hecho, donde se reza desde lo más profundo de
unos sentimientos por un dogma, donde se admira a la belleza tanto interior como por fuera, de una estética en lo humano y tradicional y con el respeto
del que de buenas formas acepta el sentir ajeno y nos acompaña; hay también mucho
de cinismo encubierto, pero que hasta a los ojos del más torpe andan visibles, ellos, los que ignorando cuan descubiertos están,
siguen a lo suyo animosos en la suma de un Cielo que creen ganar después del
que aquí ya disfrutan. No tienen bastante.
La trocha que toman estos últimos
y que no son pocos, no es otra que
la de abreviar, porque el afán y el
egoísmo les azuza y eso que no les ha de llevar a ninguna parte, pero esa es la
vanidad y la avaricia humana que en estos tiempos se acentúa o cree uno ver por cansancio y hastío, o tal
vez porque los años dan luz y enseñan.
Confundido ando yo porque no me salen las cuentas, demasiados al rezo y
no pocos al quite para ver qué se llevan, no, no es posible tan afligido
demandar al Todopoderoso cuando se tiene de sobras, mientras a buena parte del
prójimo ya no les dará tiempo ni de una salida de ese negro agujero donde andan
inmerso.
Entre viejos muros encalados y
recientes paramentos enlucidos, discurre la mirada a todo lo que desfila, mi
pensamiento va haciendo quiebros y en sus idas y venidas acompaña procesiones que entre ellos se
jalonan; el pueblo, la masa que se amontona a las orillas: reza, habla, ríe,
gesticula y engulle todo cuanto a las manos les llega… asomados por las
puertas, ventanas y balcones echan miradas que son demandas, aquí se pide, que
de eso se trata…
¿Cómo cuento lo que no vi para que
quede más bonito? Somos muchos que a la búsqueda de la verdad en las
cosas, andamos descontentos y seguiremos en ello porque la pasión es grande y
que de no ser así, la banalidad de los tiempos y sus modas nos quitaran hasta
lo más sentido, la fe.
Montero Bermudo.
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