campiña ecijana

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lunes, 27 de abril de 2015

Semana Santa es algo más



 

         

       ¿Cómo cuento lo que no vi para que quede más bonito?

 
          Arco Iris de este rio donde las variopintas huellas de una fe expresada y manifestada en este efímero auditorio y que a chorreones quedan depositadas sobre el propio sendero recientemente recorrido. Un pueblo entero va vertiendo todo el caudal de su credo  en ese torrente que hacia el  infinito mar lo acarrea y que por inmenso, en su seno tendrá cabida, más no tardará y quizás en sus mareas devolverá sobre la orilla  todo aquello casi imposible de asimilar.   
 
          Cada cosa tiene lo suyo y esta marabunta de incongruencias donde se mezclan la fe y las creencias con lo peor  hecho, donde se reza desde lo más profundo de unos sentimientos por un dogma, donde se admira a la belleza  tanto interior como por fuera, de una estética  en lo humano y tradicional y con el respeto del que de buenas formas acepta el sentir ajeno y nos acompaña; hay también mucho de cinismo encubierto, pero que hasta a los ojos del más torpe andan visibles, ellos,  los que ignorando cuan descubiertos están, siguen a lo suyo animosos en la suma de un Cielo que creen ganar después del que aquí ya disfrutan. No tienen bastante.
          La trocha que toman estos últimos  y  que no son pocos, no es otra que la de abreviar, porque  el afán y el egoísmo les azuza y eso que no les ha de llevar a ninguna parte, pero esa es la vanidad y la avaricia humana que en estos tiempos se acentúa  o cree uno ver por cansancio y hastío, o tal vez porque los años dan luz y enseñan.  
         Confundido ando yo porque no me salen las cuentas, demasiados al rezo y no pocos al quite para ver qué se llevan, no, no es posible tan afligido demandar al Todopoderoso cuando se tiene de sobras, mientras a buena parte del prójimo ya no les dará tiempo ni de una salida de ese negro agujero donde andan inmerso.
                  Entre viejos muros encalados y recientes paramentos enlucidos, discurre la mirada a todo lo que desfila, mi pensamiento va haciendo quiebros y en sus idas y venidas  acompaña procesiones que entre ellos se jalonan; el pueblo, la masa que se amontona a las orillas: reza, habla, ríe, gesticula y engulle todo cuanto a las manos les llega… asomados por las puertas, ventanas y balcones echan miradas que son demandas, aquí se pide, que de eso se trata…  
            ¿Cómo cuento lo que no vi para que quede más bonito?  Somos  muchos que a la búsqueda de la verdad en las cosas, andamos descontentos y seguiremos en ello porque la pasión es grande y que de no ser así, la banalidad de los tiempos y sus modas nos quitaran hasta lo más sentido, la fe.
Montero Bermudo.

 
       

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