Mi
patio.
Si dicen que de la capital del reino al Cielo… desde mi patio, más allá todavía.
Tiene mi patio una luz que ni allá donde la fabriquen; desde el Cielo baja en cascada inundando hasta el más recóndito rincón de la casa. Por
los vuelos de las tejas, donde pueblan
jaramagos y corretean a saltitos juguetones gorriones, volteando las canales y como
una “Iguazú” van cayendo ingentes vertidos
de luz convirtiendo ese lindo rinconcito al descubierto que es el claustro de
mi casa, en un pequeño Cielo a ras de suelo dentro de este hermoso refugio.
De moderadas dimensiones ¿Para qué más? Bello, acogedor, sencillo,
recoleto, relajante y tranquilo lugar
donde es posible soñar o vivir en paz que es lo mismo. Sentado en el silloncito de mimbre que sobre la
terracita que forma uno de los recodos del corredor
en la planta de arriba, se puede ver el Cielo a lo grande, lejos o
cerca, según el ánimo te acompañe y desde ahí todo tipo de: sueños,
pensamientos o sensaciones son posibles; acompaña la tranquilidad y esa música tan especial que la define, donde
los instrumentos que portan: golondrinas, gorriones o chicharras y grillos como
solistas, más un coro que la misma brisa aporta con sonidos diversos y bien
llevados a compás… ahora un lejano
abejaruco, una tórtola o zurita, el “crotoreo” de las cigüeñas desde el cercano
minarete, las campanitas de la espadaña que llaman a misa en el vecino convento
o aquella más grande y pausada que reza en el alto campanario por el que se ha ido y hasta el ladrido de
perros y los pelotazos de niños en patios colindantes, todos ellos, maestros y profesores de esta inconmensurable orquesta de la vida y
que dan al ambiente y a la misma existencia
un sentido.
Ojeando a mi alrededor observo a los pájaros como picotean las
florecillas de los jaramagos, saltan de una teja en otra y bajan a la canal
donde pierdo su visión, pero sus uñitas “taconean” sobre la chapa galvanizada
que la compone delatando su presencia
allá donde se desplacen y vuelven a subir y vuelan a la otra orilla del patio;
salta un pequeño cigarrón aprovechando no haber sido descubierto ¡Qué inocente!
¡Poco durará! Ley de vida y una
golondrina avisando de un agudo silbido cual
rayo que se cuela mientras otra queda
posada sobre los alambres del tendedero, habrá venido portando algo a su hogar
que junto a una viga construyera tiempo atrás, no es el único, tienen más de
uno aunque no diferencio de quien es este o aquel.
A lo más alto que da la vista, alguien pasa y deja su rastro: un trazado
sobre el Cielo, parece como de tiza… un
restregón como una raya que a veces se retuerce por la corriente del aire y se
ensancha y difumina hasta poco a poco
desaparecer; ingenios de la civilización
que arreglan unas cosas estropeando otras, pero no me ven, soy muy chico y van
de prisa. Mientras advierto como se diluye esa marca contaminante, un
respingo de mi perra me sobresalta, otra
vez las golondrinas que silbando y alborotadas
en tropel bajan ahora por lo menos tres… me incorporo y echándome sobre la baranda me
asomo, se escuchan pero no las veo, Lola
andan “discutiendo” ¿Qué dirán? - Le
digo a mi perrita – ella metiendo el
morrito entre los barrotes, copia mi
gesto y mira también, pero solo mueve su rabito.
¡Qué suelo más bonito de ladrillos me dejara mi amigo Cristóbal! Típicos
ecijanos, con sus marcas de dedos y pequeñas desigualdades… El pobre se fue para siempre hace poco y como
a ese otro inolvidable Juan Antonio, lo veo por todos los rincones… la amistad
cuando es de veras es sagrada… y el pilón de la fuente ¡Qué bien se quedó! Y los codos que sostienen el corredor, tan característicos
de estas humildes construcciones y que
dándoles un buen apaño, como a toda la casa, me la dejó saneada y en pie por
mucho tiempo, como su memoria.
¡Qué barbaridad! ¡Cuánto
desconchones! Allí uno aquí otro,
allá… pero son bonitos y dan carácter, como esos cercos de humedad en los bajos que
aportan matices en los tonos del blanco y que tan pictóricos son… si es verdad, en conjunto delatan que esto es
casa de pobres, pero habrá que remendar hasta donde se llegue que una cosa es ser medio bohemio y otra el
abandono y la dejadez.
Montero Bermudo.
14 de abril de 2.015.
14 de abril de 2.015.
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