Noche de Reyes y canastitos
Cuando a la luna que veo pasar, justito
encima, por este cielo bajo el que sueño con ilusiones, le echo un guiño y me sonríe
entre dichosa y embelesada. Abrazo al aire y me la llevo; la ciño en brazo y
entre balanceos y carcajadas, en esta noche fría de invierno, plena de rumbo toda
ella y dadivosa, reparte luz vertiendo al ruedo chisporroteos de colores que su
mirada torna en estrellas. La risa y el cosquilleo, hacen de fondo en el perdido
escenario de este teatro. Canastitos de papelillos y colorines, donde mi alma
encuentra recreo.
Reclama el alma de ese niño que habiendo
sido… sigo soñando. No me he rendido. Hoy contagiado y entretenido, traigo al
presente aquella costumbre de mis ancestros que allá en mi pueblo, cuna y
refugio de todo sueño, donde cierro los ojos y escucho cosas que aquí no cuento.
CARTA
…
Terminé de escribirla…
¡Venga corre y llévala! – me dije – y con
el papel en la mano, cansado de tanto pedir, borrar, volver a pedir y
nuevamente quitar, me quede dormido echado en el sofá.
Unos rizos brillantes y dorados me rozaron
la nariz y el pómulo de la cara, se acercaron unos labios a mi oído y
susurrando en un medio-hablar muy bajito, me hacía llegar un mensaje de
tranquilidad.
- No te preocupes que llegas a tiempo –
Me dijo en un cuchicheo guasón e irónico, como si entre compadre habláramos… y
era el Rey
- Tranquilo, ya sabes quién soy. He
venido a verte, lo mismo que a todo niño que en esta noche me espera ¡La edad?
Olvídala, no tienes más que aquella que el corazón te marca y a esa infancia
perdida por mor de las circunstancias, no habré de ser yo quien la ignore, aquí
me tienes y no te olvides –
Sobre saltado abrí los ojos, me puse en
pie como en la mili y tieso como un "D. Tancredo" miré alrededor. Se había ido… era
el Rey Melchor que se me acercó mientras Gaspar y Baltasar sonreían junto a la
puerta del comedor y acariciando a mi perrita le contaban algo que a ella le
gustó. Algo habrá pedido...
Cogí la carta y salí corriendo en busca
del Page que junto a la iglesia esperaba con el saco casi lleno. Lolita espera
que vengo enseguida, le dije a mi perrita y bajé los escalones como aquel que
huye del fuego que el culo le quema…
¡Por Dios qué agobio!
Montero Bermudo,
En noche de Reyes Magos
2023
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