El orden de valores en el arte, está
hecho con intereses… y acomodaciones
Con la
irrupción en el mundo de la pintura de los métodos y consecuciones de aquello
que se diera en el “mundo impresionista y afines”, tomó fuerza el encauzamiento
hacia un declive de la “buena pintura” y que llegaría al desatino más evidente,
entre otros y, citando a éste por el “prestigio y gloria” que la popularidad le
ha otorgado, con la “gran obra” de Vincent Van Gogh, un resultado pobre de esa
escuela, cargado de ocurrencias y soluciones ingenuas con cierta vistosidad y
espoleada por unas necesidades o válvula de escape a problemas psíquico-sociales
de este hombre en particular, que con sus delirios hizo norma y caló en la
necesidad de cambio de una sociedad, en la que siempre es necesario renovar. El súmmum del arte de la pintura para un profesor
que tuve (el único al que puedo denominar en estos términos) y que el día que
me hizo entender tal cuestión, mereció en defensa de mi propia dignidad,
abandonar su docencia.
A la opinión de
quien sea, se le debe un respeto, pero en este caso, se trataba de quien tenía
a su disposición la tarea de enseñarme y esto daba por concluido mi aprendizaje
junto a él. Ahí quedaba definitivamente establecido el nivel de auto
proclamación, por parte de los franceses, creadores a fin de cuentas de la
historia del arte escrita, como la mejor pintura o el cenit, de donde se había
arribado en aquellos tiempos entre mediados y finales del XIX.
Como todo en la
vida y en el arte de la pintura al formar parte del alma del individuo, vida a
fin de cuentas, nada irrumpe o desaparece de hoy para mañana y es verdad que,
aún y entre algunos de aquellos que formaron parte entonces y después, los hubo
de muncha enjundia y ellos, los que en cierta manera a través del tiempo
transcurrido quedaron relegados a:
“damas de honor de grandes genios” en detrimento de “las buenas maneras y el bien
hacer”; todo ello colocado ahí, donde a bombo y platillo el poder material de
quienes han sabido “dirigir” este mundillo, muchas veces con intenciones
mercantilistas, han defraudado a la verdad.
La pintura es
mucho más, que aquello adelantado en el tiempo con muchos millones como
alfombra para su recibimiento. La pintura en el más hondo sentido de
transmisión por su oficio y verdadero mensaje, no queda expresada tal cual se
hace en artistas como Renoir, Van Gogh, Miró o Tapies (por acercarnos a
nuestros días) no, la grandeza de la pintura en ellos se pierde, dando paso a
un mundo de “ingenio decorativo”, fresco, moderno, artesanal y hasta ingenioso,
pero nunca “grande”.
Mirando a
Renoir o van Gogh, por elegir a dos de los “encumbrados” en estos tiempos ,
intentado extraer algo de aquello que existiera, no en un Masaccio, Sandro Botticelli,
Greco, Velázquez o Goya, por citar algunos, si no, en un “simple” Vázquez Díaz,
Anglada Camarasa, Pancho Cossío, Giorgio Morandi, Diego Rivera o el mismo
Siqueiros… perdidos como hojas caídas en un otoño del listado de genios y que
en ellos, como en otros muchos, si es posible soñar con un mundo a lo grande y
sin frontera, donde el oficio-taller es base o trampolín desde donde parte un
mensaje hecho y dicho con sapiencia, con lecturas infinitas y con transmisión
proyectada hacia un universo por llegar.
Mirando a los
dos citados, de los que he tenido oportunidad en estudiar in situ buena parte
de su obra, me causa tristeza y me zarandea los ánimos, espoleándome a una
protesta: ¡No! esto no es aquello que siempre veo en los verdaderos genios, a mí
no me vengan con los acostumbrados “cuentos” o salidas, en la que lo esencial
es la novedad, la aportación, la frescura, el atrevimiento… la ocurrencia ¿y la
pintura? ¿dónde anda? Me pregunto yo. Dónde está esa ciencia que expone lo que
en cierta manera entiendo, pero que nunca vi (en los citados); la pintura que
me remueve el alma y me deja “tocado” por enseñarme un mundo al margen del mío,
pero que está conmigo. Esto que observo en buena parte de los impresionistas y
mucho de lo que derivó de aquello, es una interpretación falta de muchas
cuestiones, es una abreviación “arregladita y comodona” de un mundo más
complejo de lo que nos dan a entender; así no, así solo aparece una parte con
cierta “gracia”, que contenta a una masa que no profundiza y va por encima y de
pasada, porque aquí lo que cuenta es disfrutar de lo bonito y de lo que no
requiera esfuerzos ni compromiso con indagaciones y “roturas de coco”. No sé,
si pescaré ranas, pero me mojé el culo. Ahí quedó.
Montero Bermudo
En días de un verano
caluroso que finiquita, mientras yo sigo dándole vueltas al tarro. 2022
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