En esta va de flamenco
Del conocimiento
de la lectura, placer o vicio al que me enganché hace tanto y del que solo
guardo la pena por no haberlo hecho antes, vierto aquí el desahogo o parte del
pensamiento al que me llevó lo leído.
Hoy le
había llegado el turno a ese trabajo presentado no hace mucho en la Peña cultural
recreativa andaluza “Los aficionados” de Cornellá, donde acudí invitado
por mi amigo Francisco Hidalgo y que presentara Arcadi Espada, uno de los
artífices de esta edición: “Molde roto una conversación con flamencos”,
trabajos recogidos en su día (entre los setenta y tantos y ochenta y algo del
siglo pasado) por el propio Arcadi Espada y Antonio España y que termino de
leer.
La lectura siempre interesante y
descubridora de conocimientos, al margen de incursiones en terrenos, muchas
veces “envenenados” por quienes escriben y, que esto, ya pertenece al “olfato”
del lector para saber dónde elegir, te pone a pie de obra y te invita a
recorrer vericuetos de hechos o parte de la historia, donde el que cita como el
citado en este caso, expresan aquello que quieren decir y muchas veces dejando
al descubierto otras, que reflejan con sus actos sin percatarse de quienes
meticulosos ven al trasluz de lo manifestado (en esta en forma de entrevista).
Yo, que no soy flamenco, dicho en boca de mi
amigo Paco, soy del gusto y seguidor del tema y a mi forma, lo vivo con un
sentimiento tan profundo como “irracional”, el arte, y esto lo es y de qué
manera, no se puede querer con
moderación o protocolo preestablecido y es por ello que no me atengo a normas
ni directrices de entendidos o flamencólogos trasnochados, que vengan a decirme
qué se debe sentir cuando “llora” Fernanda de Utrera con esa voz de dolor casi
violento y roto o Terremoto y Tía Anica la Piriñaca, entre otros, que al margen
de su “inocente” pedantería, me transmitieron siempre un sentimiento tan
profundo que ellos (la mayoría de estos entendidos) tampoco entienden. A lo que
vamos…
El conjunto de
entrevistas aquí recogidas, forman parte de un trabajo que ahora y no entendí
bien el porqué de no hacerlo en su día (algo más que lo expresado en la
presentación habrá) ve la luz aportando cositas interesantes, las que sin
descubrir nada sobre los personajes (ya conocemos a muchos en sus opiniones) si
refrescan la memoria y sirve de baremo por donde hacer ciertas comprobaciones con
aquello que pensaban en su día y lo que se sigue reclamando. Esto ha cambiado
poco.
A su favor
cuenta con lo escueto y “poca cosa” a lo esperado, que es lo mismo en decir:
está bien y debería ser más largo. De la lectura, en algunas introducciones a
la entrevista con el que toque, surge la buena dicción y el gusto por escribir
con gracia y en un vocabulario que todavía se hace más corto que el conjunto. Los
“retratados”, cada uno en su mundo expresa lo que son o sienten y de ahí se
extrae, lo que tanto mal hizo muchas veces a este mundillo mal visto por los
que ignoran su grandeza, que la tiene y que aquellos marcados en sus genes por
la tierra y la cultura que mamaron al nacer, sabemos y comprendemos por encima
de quienes catalogan con desdén.
Satisfecho,
aunque con ciertas dudas y con ganas de volver al tema, que lo haré una vez madure
esta interesante lectura; a mí cuando hay “pique” y cierto desacuerdo,
acompañado a su vez por conocimientos en el tema, me estimulan en aclaraciones
porque no me gustan las dudas.
Montero Bermudo, 3 de
mayo de 2022
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