El Mejor aceite del mundo
(Por
obra y gracia de esa eterna Écija, donde sigue manando)
Buscando el cruce de Palma por un caudaloso Singilis entre huertas y frondosos
tarajes, a “tente bonete” de cántaros de aceite bajaban barcas por “Cortés” y
“Las Delicias”, lugar de “nacimiento” de no pocas de aquellas vasijas que las hábiles
manos astigitanas dieran forma con lo extraído de un incipiente “Barrero” y
diciendo adiós a “los suyos”, iban camino del mar y desde la Vieja Astigi
surcando el río buscaban el Betis, ese otro “Río Grande” que sería y es por
siempre, el que ofreciera sus aguas como vía para un encuentro, punto o
encrucijada donde el poder del mundo tenía despacho. Roma, en mitad del patio
de vecinos que fue siempre ese Mare Nostrum y que a la postre eran los dueños,
ya sabían de nuestro aceite al principio de esta era y hacia allí iba lo
mejorcito de una tierra que no dejó nunca defraudado a cuantos la conquistaron.
Acabarían todos aquellos humildes
recipientes, menos algunos que quizás por contratiempo se tragara el mar, en el
Testaccio o Monte dei Cocci por ahorro del comercio y de ahí supimos hace
tiempo hasta nombres de cantareros, datos de una historia grande y nuestra,
enternecedora y rica en “informes” de lo que fuimos. Comprobante testigo de un
camino o recorrido, que hoy, viendo lo que salen… siguen saliendo; enorgullece hasta extremos
de salir pregonando a pleno pulmón por vía pública que aquí, en esta eterna
Écija, sigue manando lo mejor que dio el mundo conocido en aceite y ¿Cómo se
dice esto a quienes no se han enterado todavía sin estremecerse siquiera un
poco? ¿A dónde se abraza uno dando besos sin rubor, porque no hay para menos?
Hoy los vestigios lo dejaremos por otros derroteros y las “vasijas” irán
al “contenedor amarillo” por compromiso cívico y de reciclaje, donde su
reaprovechamiento irá en veneficio de todos. La historia se escribe así y los
que vengan sabrán de nosotros, precisamente por ello.
Son muchos los que trabajan “por la causa” y las muestras infinitas,
Écija vierte a diario ORO líquido al mundo, solo hay que venir o pedir que te
lo enseñen, pero hoy, por la particularidad de ciertos hechos “escandalosos” y
lo digo así, porque cuesta asimilar tanto laurel y medallas en un solo equipo,
quiero y debo referirme a: María Miró Arias y Rafael Arévalo, ecijanos ilustres
ya para muchos de los que sabemos de su labor, porque es arrollador y van
camino de hacer historia, una historia que se repite en tantas cosas y que
nadie se entera o parece y que algunos, ante nuestro desespero por la defensa y
justicia que nos corresponde (así lo creemos) lo queremos hacer público.
Montero Bermudo
En San Juan Despí, mayo 14 de
2.020
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