Mirando
a la vida y cavilando
Ante mi ventana, la que a modo de palco,
observatorio o mirador mantengo siempre abierta de par en par; sentado y con
los brazos apoyados sobre el pretil, atentamente y concentrado observo desde mi
mundo a la vida.
Por la curiosidad que siempre me movió en saber o entender el porqué de
todo aquello que me rodea, hice de mi persona un soñador contemplativo casi de
“oficio”, llegando en ocasiones a un misticismo en lo espiritual o idealista y
en pro de una aceptable honestidad como telón de fondo en mí existencia y que
sin pretensiones de ser entendido (me doy por vencido, yo tampoco entiendo casi
a nadie) solo me mueve mi forma de ser, que es la de aprender mirando y
escuchando; más no pretendo ni quisiera
ser un fisgón indiscreto o un impertinente metomentodo. Solo procuro poner el
interés en aquello que de alguna forma me sirve de algo, me pertenece o me
afecta, cada uno en su casa y Dios en la de todos.
Con la insistencia y a través de los años, me doy cuenta de cuánto se ve
de cambiado todo y me queda la duda si soy yo quien más ha dejado de ser parte
de lo que era, o es el mundo que me rodea el que no para de dar tumbos. Han
llegado muchas ilusiones con las que no contaba (las cosas más simples y cercanas)
pero al mismo tiempo, mucho de todo aquello grandilocuente e impresionante,
serio, respetable y venerable en lo que muchos de tus mayores y la sociedad te
orientaba a seguir, se ha ido desmoronando por falta de consistencia y porque
llegado el momento no ha resistido un análisis medianamente serio. Todo o casi
todo son intereses y anda basado en la mentira y el engaño; el egoísmo
predomina y hay demasiados profesionales en el embuste. Medio mundo come y se
ríe del otro medio.
Mientras uno intenta superar obstáculos y salvar entorpecimientos como
en una yincana, la habilidad de tantos que se erigen, sin encomendarse ni a
Dios ni al Diablo en llevarte a su terreno “por tu bien” y el de la sociedad y
porque tienen el “mando” asignado casi de forma divina, te supera y arroya y,
con las normas del juego llenas de “trampas legalizadas”, está asegurado el
perder.
No sé calibrar cuanto de
diferencia hay entre los tiempos y las cosas, pero dudo que nunca hayan
existido, en general, tanto inepto y mal o poco preparado al frente o al
“mando” de la sociedad, en comparación con la ciudadanía. Malos o muy malos los
hubo siempre, pero la plebe de tiempos pasados andaba descompuesta, mal
informada y falta de buenas herramientas para luchar contra ellos, solo les
valía entregar la vida, o casi, a cambio del enfrentamiento o la defensa, pero
hoy, la inmensa mayoría sabe leer y tiene acceso al mundo de la información ( a
pesar de ellos, no se crean que libertades y progreso son de su mérito, el
mundo avanza y la evolución de la propia naturaleza humana, al paso que puede,
lleva su marcha) por lo que hace pensar
y mucho, en el porqué de elegir a los más malos. Aunque haya mucho de bueno, se
impone el inepto, en todos los sentidos en esta época donde nos ha tocado vivir
y entre sus dirigentes, escogidos con un criterio de dudosos resultados, solo
hay que abrir los ojos para ver el resultado, cuesta trabajo encontrar gente
con verdadera valía.
Aquí se coloca o impone por
mayoría: al tuno, al vivillo, al ocurrente, osado, atrevido o embustero y se
huye del que sea demasiado serio o hable con la cruda verdad, por muy fea que
sea; no interesa, complica el ego del que, sin ser ni quererse molestar con sacrificios
o luchas por aprender y por el miedo a ser “descubierto”. Es más cómodo una “Feria de Babel” donde prime lo jocoso y el
cachondeo, donde los valores, las obligaciones y responsabilidades queden para
los que no participen de la “romería” y donde cualquiera “tenga derecho a lo
que sea” o, dicho de otro modo: bajar el listón de las exigencias, para que los
más tontos por voluntad estén “a la altura”, convirtiendo el avance de la
humanidad, si es necesario, en un regreso a los tiempos de Altamira, pero sin
las pretensiones del que hizo las
pinturas en las cuevas … ¡Nooo! ¿Para qué? Menuda bobada… “la zorra que no podía alcanzar las
uvas… dijo no al esfuerzo y achacó como
pretexto, la falta de madurez” … de las
uvas claro.
¡Qué nivel Maribel! Menudo “carrerón” llevamos, a este paso, llegará el
día en que aquél que comprenda la lectura, tenga oficio, memoria o sepa de
historia, lo llevará en secreto y no se le ocurrirá exponerlo en su curriculum… será apartado o proscrito y parado de eterna
duración.
Montero Bermudo.
San Juan Despí, metidos en
vendimia de 2.018
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