Toros en La Monumental
Me quedé dormido con unas revistas de
El Ruedo en las manos y eso que no quería, porque recién comido y por la noche
no es bueno, pero después del festín gastronómico de setas con ternera gallega
de las que compré en La Boquería y el regusto ojeando páginas y fotos de un
montón que guardo de aquel semanario que en mi juventud editara “La Prensa del
Movimiento”, terminé como un pajarito…
“… Ataviados a lo “Ágata Ruiz de la
Prada”, renovados, con una especie de pamela en lugar de plumajes y a lomos de
dos modernos scooteres ambos alguaciles dieron la vuelta al ruedo “despejando
la plaza” como marcan los cánones, apañaron llaves de toriles y previo saludo
al presidente, dio comienzo el festejo.
Rompió la música y se hizo sonar: “Condado
torero”, pasodoble magistralmente interpretado por la Principal del Ampurdán,
con ello se iniciaría el paseíllo sobre una gran estelada de pétalos del
Maresme que para esta ocasión cubría el albero; era fiesta a lo grande y como
en las mejores tardes no faltó un detalle. A las cinco en punto de la tarde las
cuadrillas con sus mejores galas cruzaron el ruedo en monopatín para saludar a
la presidencia: espadas, subalternos, picaores, monosabios, mulilleros y
areneros más dos personajes encorbatados y con lazo amarillo en la solapa, que
ya en el patio de caballos se les vio merodear entre las cuadrillas repartiendo
panfletos y al cortejo se apuntaron sin que nadie supiera pa qué. El presidente
hizo un leve gesto con la cabeza y el caganet que hacía la puerta en toriles ni
se inmutó, pero sonó el clarín y ¡Ah amigo, ahí te quiero ver! y seis morlacos
seis, pota blaba pratenses de la ganadería de los Herederos del Gran Balduino
desfilarían en su orden por la puerta de los sustos poniendo en pie a la
muchedumbre concurrente. Bien presentados, con raza y que darían buen juego en
su lidia, aunque algo faltos de trapío ¿Qué querían?
La tarde entre plumas saldría
entretenida, habiendo un poco de todo y entre seguidores enfervorizados y
detractores, más alguna que otra pancarta y bandera alusiva a no sé qué
república se colocarían también los venidos de no sé dónde menospreciando o
negando este arte y desde la otra orilla de la Gran Vía o Marina animaban el
cotarro con sus cánticos y vocerío, mientras unos cuantos de mossos controlaban
y defendían lo que ahora ya era legal.
El nuevo reinicio de los toros en la
Ciudad Condal un acierto en general y no solo para turistas, que los hubieron, también
los clásicos tendidos donde antaño se dieran cita la flor y nata de la afición,
volverían a estar a tente bonete de aquellos o sus descendientes y sentados
sobre los respaldos con los pies sobre los asientos, vivirían una tarde de
nervios y sobresaltos; de emociones, abrazos, bota de vino y hasta de llonguet
amb tomáquet y butifarra blanca y algún
que otro chiflido al presidente o su asesor…
tiquismiquis siempre los hubo y el tendido del siete, lleno, pero la
gloria del arte taurino resurgió de sus propias cenizas y entre sueños cruzó el
albero la estoica figura de Manolete, la capa de Domingo Ortega y la de Joaquín
Bernadó, el arrojo de Chamaco, el Litri y Palomo Linares; la finura del diestro
de Camas y Diego Puertas, Benjumea y la valía del ecijano Ostos y tantos que
aquí en esta tierra tan torera dejaran su huella por los siglos de los siglos.
Entre plumas y de arañazos llenos
saldrían a hombros por la Gran Vía, menos los dos del lazo amarillos, casi
todos, y el jolgorio y el contento discurría por los alrededores, menos cuatro
capillitas o puristas que andaban a la gresca y descontentos blasfemaban con
improperios de todos los colores a lo que allí se dio… ¿Mecagonlalessshe pa esto han güerto los
toros? Inconformistas que siempre los
hubo y que hagas lo que hagas ellos encuentran pegas…”
Para cenar, todo lo que sea más de
un vasito de caldo de puchero con yerbabuena o unas sopitas de gato, es
exponerse a pesadillas y más como tiene uno la cabeza. Esto no me pasa a mí
otra vez.
Montero
Bermudo.
En S. Juan
Despí entre la Merced y los Arcángeles de 2.018
No hay comentarios:
Publicar un comentario