El tonto posvacacional, un habitual.
Ya empiezan a verse sin disimulo los: pedantes,
pesados, cansinos, acomplejados, presuntuosos, papanatas… dando lecciones de “conocimiento” y “sacando
pescuezo” por cualquier esquina ¡Ancha es Castilla para el ego! se juntan o
agrupan entre ellos, cuando no rodean al cándido o sufrido de turno, para
ofrecerle y exponerle su “poderío y talento”, luego de haber volteado el mundo,
gastándose lo que era oportunidad de ser en cualquier cursillo veraniego con
tal de alimentar el juicio poniéndolo más acorde y de mejor provecho. Luego
vendrá “el tío de la rebaja” con los gastos de las tarjetas, las averías de
termos, neveras o lavadoras, que esto es otro habitual. A manojitos y pegados
por la cola, lo mismito que los boquerones que freía mi madre, van contando
grandezas, descubrimientos, banalidades y demás nonadas flanqueadas a su
entrada de gran arco de triunfo; hay que “vestir al santo” como sea y ponerle todo
tipo de florituras y oropeles y eso que falta todavía para que termine agosto,
o sea que nos queda por sufrir.
Por las terrazas de las tabernas, en las puertas del mercado, en las cajas
de los “supers” o en cualquier esquina andan a la gresca hasta ver quien la
cuenta más gorda. Vienen de: Madrid, de Galicia, de los Picos de Europa, de la
Costa Brava, Andalucía, cualquier rincón de Castilla, del Levante o del
Pirineo, Parque Nacional que se preste o nacimiento de río por escondido que
esté; algunos hasta del pueblo donde aparecieron a la vida; esto sí, a que los
vean, más que a ver ellos ¿Qué se piensan?
y otros muchos “extramuros” de
cualquier frontera, sin importarle la inmensidad de mares ni océanos ¡Qué
importa la distancia! Aquí se trata de
ir donde “Vicente” … y necesitan
recrearse contándolo, si no ¿De qué sirve? Para ello, llegado el caso, procuran hacerlo
elevando el tono en cuanto te ven venir.
Está claro que hago mi guasa y cargo la ironía en ese grupo de bobos
determinados y del “postureo” posvacacional y no en todo aquel que sale de
vacaciones, hasta ahí podríamos llegar; es una muestra del tipo de sociedad consumista
y de pocos valores, donde no cuentan las intenciones del verdadero progreso y
sí el de estar, aunque no el de ser (quemar y hundir que dirían los mayores en
mi casa) en la que andamos inmersos y aunque solo representativo, lo es en
demasía de algo que, existiendo… hay que luchar por no ver.
Alguna vez habré contado mi opinión sobre esos grupos que tantas veces vi
paseando por El Prado, sin ser exclusivo ello, pues se da en cualquier ciudad
donde tengan museo o lugar reconocido de importancia (estos se enteran porque a
ello si prestan atención) y solo miran de vez en cuando, los cartelitos donde
el nombre del autor o alguna referencia al cuadro; por curioso y observador lo
presencié muchas veces. ¿Qué pinta todo
ese personal correteando salas y pasillos, ocupando espacio mientras conversan
los unos con los otros sobre cómo es el hotel o lo bien y barato que se come?
¿Qué provecho le sacan a darse la paliza, con lo que duelen luego los pies,
visitando en una hora las salas del barroco, la pintura flamenca, las pinturas
negras de Goya, sus Majas, los dibujos para las series de gravados y hasta el Sto. Domingo de Silos de Bartolomé
Bermejo, más el Claustro de Los Jerónimos…
y aún les queda tiempo para detenerse mirando alguna postal por comprar?
Luego en la puerta se inmortalizan con la correspondiente instantánea ante el
monumento de Aniceto Marinas a Velázquez y ya tenemos el historial completo ¿Qué
les van a contar al vecino o al compañero de trabajo cuando regresen?
Luego se dan casos como el de unas amigas del barrio que fueron con
mucho misterio de visita por Italia (esto hace años) y se pasaban las noches en
discoteca y el día durmiendo en el camping pegado a Florencia, lugar de
alojamiento. Hay que salir de vacaciones, aunque no sirva de nada, porque si
no, pueden pensar mal de uno… como un
amigo al que no doy más señas y que se pasaba todo el agosto encerrado en casa
sin dejar salir ni a los niños, para que no los vieran por la calle, luego
pasado agosto salían como fieras y seguro que algunos por las caras y las
rarezas en el comportamiento les costaría averiguar donde pasaron esas
criaturas el mes.
Los que seguimos donde
siempre, iremos aguantando pamplinosos mientras andamos a la espera de la fecha
escogida para las nuestras y de hacerlo donde el terruño, que es lo previsto,
esperemos no coger cansados al personal de tanto chominoso que pasó arrollando cargado
de hipocresía y enseñando escrituras de ínfulas.
Montero Bermudo.
San Juan Despí, disfrutando del
relax de agosto, mientras los veo llegar. 2.018
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