1º de Mayo, poco
han cambiado las cosas.
Hablando del siglo pasado: corría el
año 74 y parece que fue anteayer a medio
día, con los traspiés que uno lleva desde aquellas fechas.
Por el ambiente donde tonteaba con el
arte de la pintura, aunque yo ya me lo tomaba muy en serio, me dijeron de
participar en un concurso de pintura – exposición… por si con un poquillo de suerte pillaba algo
¡Qué inocencia! Y pillé, pero tardaría
tiempo en darme cuenta.
En este mundillo de la pintura,
aunque he podido comprobar con los años que no se diferencia en nada con las
demás artes, se cuece la ignorancia, el ego, la avaricia y la mala leche (solo
por nombrar algunas) No se diferencia casi en nada de cualquier actividad donde
el ser humano aparezca o forme parte, quizás sí hay algo significativo o
diferenciador puntual y es que “El Arte” viste y da lustre, sobre todo para
los: pedantes, pretenciosos, arrogantes, vanidosos… en su mayor medida; luego están los que aun teniendo algo de todo, o
casi, lo anterior, son sensibles y algo más sanos de espíritu y luchan por sus
ideales superando en mayor o menor medida (no todos somos iguales) la parte
menos sana de la cuestión.
Uno empieza por sensibilidad, por
inclinación natural que dirían otros o porque alguien o algo te ha hecho ver
que ahí, en el tema del “arte” se mueven los “diferentes”… la vida y la propia honradez de cada uno te
irá colocando en el lugar adecuado. Los
que nunca terminamos de dominar el “medio”, pero nos lo tomamos en serio,
seguiremos en la brega aunque sea por el servicio de abono que para otros sí es
necesario; de aquellos que Dios les dio “el
toque de gracia” enhorabuena y de los
demás que o bien andan “colocados por montaje”
y por tanto haciendo no poco daño a la causa y los que no se enteran de verdad
de que tienen poco que hacer, pues los seguiremos sufriendo como parásitos de
este mundillo particular donde entra tanto personal y cabe tan poca gente.
Era 1º de Mayo y participé con un autorretrato
en aquel concurso que
organizara el sindicato vertical,
Falange Española Tradicionalista y de la J.O.N.S, creo que se
llamaba. Novato y con algo de menos
dotes artísticas que ahora, que ya es decir y claro está el jurado pasaría
corriendo ante mi “Obra” como de tantas (las habría tan malas como la mía también),
hasta ahí nada que objetar, terminado el plazo pasé a recoger el cuadro y
mientras andaba viendo muchos de los que todavía estaban colgados, un par de
personas, trajeadas y de buen porte, andaban entretenidas en sus comentarios y
entre otras lindezas (la conversación en general era un elogio a la prepotencia) uno le decía al otro: “… el año que viene no le doy el premio, ya lo
hablamos y, si se lo doy, es por eso… pero
que ande con cuidado… y a (no sé quién) lo mismo o ¿Qué se creen… ?” No veo muy ético mi postura de ponerme a escuchar,
pero era en cierta manera de mi incumbencia.
Todo estaba acordado y amañado, como
ahora; nada ha cambiado en este país de “amiguetes” y sinvergüenzas, aquí lo
que vale es lo que yo diga, que para eso soy quien manda (aunque sea idiota) y
así nos va. En el particular de este
caso, no sería solo, pues lo viví en mis propias carnes algunas veces más en
otros concursos y ya en distinta situaciones de política nacional, pero hoy en
concreto, me ha venido nuevamente a la
memoria porque ha coincidido la escucha
por la radio de unos sindicalistas, que oyéndolos he creído estar viviendo aún
en aquel 74 del siglo pasado.
Montero Bermudo.
Fiesta del trabajo, para el que lo tenga, 2.017
No hay comentarios:
Publicar un comentario