De nuevo la primavera
Por los albores de un nuevo ciclo una
vez más asoma aquí la primavera, la vida sigue su curso y nosotros con ella.
Por mitad de los campos, almendros y variados arbustos junto al camino ya florecieron y como jugando a pillar inquietos y nerviosos se dieron prisa, porque
otros les seguirán a ellos: cerezos, ciruelos, melocotoneros y entre muchos más
la jacaranda, el naranjo, el mandarino o el limonero y pegadito al suelo, donde
a capricho del viento y la gravedad, se irán depositando variopintos y hermosos
pétalos, polen y más polen que entremezclados con las frescas y tenues
sombras proyectadas, fabrican alfombras en terreno renovado.
Campanitas, jaramagos, violetas,
malvas y margaritas, muchas margaritas, e innumerables florecillas silvestres
eclosionan como paleta a lo pintor para un exhaustivo estudio de la teoría del
color, un arco iris que brota de las entrañas de la tierra cual “venero de alegría”, colocando magistrales e infinitas
pinceladas de pigmentos sobre el manto
verde de la yerba… en todo ello y lo
inexplicable, se van convirtiendo las
tierras de estos alrededores por donde uno pulula en deseos de abrazarse a cuanto florece, porque ello es vida que
regenera. Lo anterior también y lo que llegue luego, pero es en esta época del
año donde la naturaleza escogió dar
inicio de nuevo al florecimiento o comienzo del ciclo, una vez pasado el
“descanso” del invierno.
¡Primavera! Preciosa primavera que trae en primicias ( misterios de la naturaleza
donde todo se repite y nada es igual )
perfumes nuevos: de azahar y sándalo, limón e incienso, de tierra mojada,
de miel de cera… y de hierbabuena; de música
celestial y canto de voces blancas… morados lirios y juegos de infancia; de grandes minaretes volteando
campanas y pequeños repiques en espadañas; de alergias y estornudos, de abejas
libando polen, incansables las obreras caminito del apiario… abejarucos que se las comen; de peinas de carey
o nácar y mantillas de blonda en frescos atardeceres… de bolillos con guipur los velos en horas de
misa; encaladas paredes, rejas floridas, cardos en arrecifes, tejados con
jaramagos, amapolas en trigales; de regueros, meandros y riachuelos, repartiendo plata a su albedrío, mientras buscan
vericuetos hasta dar con el río. De
juventud que goza, ríe y se divierte; de viejecitos al sol contando su “guerra”
con la añoranza que viene a verles… el
sol les alegra; de amorosas abuelas haciendo torrijas a zalameros yernos y
golosos nietos; de esquivas y veloces golondrinas calle abajo en competición,
mientras al filo del “soberao” pegando barro renuevan nidos; de anunciadas
procesiones con trompetas y tambores en resonancia, donde se mezclan los rezos,
la fe y un recuerdo que vuelve a nacer… el
de la infancia…
Vida, vida, alegre y contagiosa vida, color y calor ¡Primavera Bendita!
Montero
Bermudo.
Primavera
2.017
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