Vienen
los Reyes
Mi Lola y yo encandilados cara a la
ventana mirando al cielo, la luz que se proyecta desde dentro nos hace quiebros
en los reflejos del cristal y lo mismo vemos las estrellas que nuestras propias
imágenes embobadas y boquiabiertas. Lolita ese soy yo – le digo en momentos que
descifro por sus gestos que al que mira es a mí – baja la cabecita o échate “pallá”
que el brillo del cristal nos engaña y los
que ves no son los Reyes; ellos son tres y van en camellos, con sus
coronas y abrigos largos con grandes solapas de piel ¿No ves que ese tiene el morrito un poco largo y los pelos
no solo los lleva en la solapa, que los tiene por todo el cuerpo? Pues eres tú
y no uno de ellos y el otro con las gafillas encima de la porra de la nariz y
casi pelón soy yo.
Así andamos los dos entretenidos
esperando verlos llegar. Por la tele han dicho que venían de camino y ya casi
estaban cerca de todos los que habían sido buenos este año; nosotros sin duda
alguna lo hemos sido y aunque son muchos años los que nos han devuelto la
carta, por lo menos a mí, no nos falta la fe y aquí andamos convencidos de que
este año sí nos traerán lo pedido.
Ella lo deja en mis manos (es una
perrita y no sabe pedirlo) se conforma con que le traigan lo que yo le pida, es
muy buena y dócil, en el buen sentido,
yo no quiero que tenga que estar bajo mi capricho o voluntad, aquí somos los
dos iguales en condiciones. Nos hemos
sentados en el suelo delante de la calefacción unas pocas de veces, escribiendo
en una cuartilla todo cuanto queremos; yo apunto y ella lame el papel y me lía…
Lolaaaa no, que lo estropeas - le
digo – y viene y me lo pisa, con calma
la miro, arreglo las arrugas y escribimos, borramos, apuntamos, quitamos otra vez y lo volvemos a poner… ya no sé cuántas veces hemos cambiado la
carta.
A decir verdad en algún momento se me ha cruzado
la idea de borrarlo todo y que no nos traigan nada; casi más a cuentas nos
saldría que los Reyes, en vez de traer, se llevaran tantas injusticias y
desigualdades como hay en el mundo (lo mismo que a nuestro alrededor claro) que
se lleven bien lejos a tanto banquero y político que nos mienten, nos roban y nos llevan al desastre; de ellos es casi toda
la culpa de los desequilibrios, ellos
son en buena medida los culpables de que unos tengan tanto y otros tampoco,
pero bueno, quizás no sea plan de que a mi Lola le meta yo estas ideas a lo “Podemos” en día tan especial y que está hecho
precisamente para la ilusión, lo otro también sería ilusión y gorda, pero hay que soñar pidiendo cositas o deseos
dulces con los que pasar buenos ratitos ilusionados y de juego. Lo normal en un
día de Reyes vamos, que nosotros somos de mantener tradiciones.
Arrimando las narices contra el
cristal descubrimos en la inmensidad del cielo azul, muy oscuro, media luna que
nos mira, el brillo de algunas estrellas y una…
Lola, mira aquella que se mueve, va caminando, ahí vienen los Reyes… mi perrita se aplasta contra el cristal imitándome… perdón, perdón, eso no es una estrella Lola,
me he confundido, es un avión, bueno pero allí hay otra que parece… te traerán unas pelotitas con pito y a mí este año me traerán la carreta que
nunca me trajeron o un tren que me encantan…
o una bayeta y el limpia cristales – dijo mi mujer que nos estaba
observando de cerca y los había limpiado por la mañana.
Hay veces que piensas que nadie te
comprende, nos rompió la magia del momento
y por poco alguna cosa más. ¡Vamos Lola a la camita! que esta utrerana
es una esaboría con tanto “limpiao”.
Montero Bermudo.
En un lugar del mundo a esperas de los Reyes, 2.017
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