Decepcionado
con Renoir
Domingo, día de asueto y relax y que este último lo dediqué a visitar la
exposición que la Fundación Mapfre ofrece estos días en la Casa Garriga i
Nogués de Barcelona: ”RENOIR, entre
mujeres, del ideal moderno al ideal clásico”.
A las once menos cuarto andábamos mi
esposa y yo por la entrada del edificio a la espera de abrir puertas, que sería
a las once. Poco a poco se fue agregando personal y justo cuando se abrieron seríamos
un centenar… al salir quizás se triplicara esta cifra. No había gran cantidad de obra, setenta y
algo creo, pero serían suficientes para
hacer un análisis sobre el tema y el artista. Con dos horas bien contadas tuve
bastante, no me apeteció más y salí del edificio bastante contrariado: no me
gustó ¿Está claro no? En exposiciones donde encuentro “tajo para mi particular
estudio” acostumbro a emplear mucho más tiempo. Iba dispuesto a meterme de lleno y sacar de
cada tela todo cuanto diera de sí (yo) pero no resistí el envite, dando la
batalla por perdida y enarbolando bandera blanca salí del lugar hasta con
cierto enfado.
Hay algo en mucha de esta pintura que no llego a entenderla por buena,
pero ¿Quién es el guapo que pone la contra? Todo esto está dispuesto o “montado”
así y la sociedad ha ido evolucionando en esta dirección. Si dicen los
entendidos que esto es pintura que representa: un avance, que rompió moldes
aportando innovaciones, frescura, originalidad, libertad y qué sé yo cuantas
cosas más; pintura moderna, por tanto y de
primer orden y entre los que pertenecieron a aquel movimiento denominados “Impresionista”,
Renoir fue uno de los más importantes… y
aquí no hay “tío páseme usted el río” ¿Qué hacer en el supuesto de no estar de
acuerdo?
En el caso de esta exposición y del artista en cuestión, vi demasiados
fallos de dibujo, unos cuantos “rincones sucios” repartidos por muchas de las obras,
torpezas y desaliño o falta de oficio…
¿Y ahora qué?... ¡No pasa nada! Todo esto se acepta o no se mira, porque aquí
lo importante es otra cosa… ¿El
qué? Yo me vengo a lo mío y me quedo
con las ganas de pronunciarme y compartir con quien me escuche, para, por lo
menos desahogarme, aunque no tenga razón en mis apreciaciones ni exista quien me
entienda. En todo caso, me queda el consuelo de los ánimos que me ofrece la persona que más entiende de
pintura de cuantos conozco, mi buen amigo Fernando Manjón. No busques en Renoir
a un Vázquez Díaz, ni por supuesto algo que se asemeje a Ribera “el españoleto”
– me comenta – estos fueron por otros
derroteros y su “número” es ese.
Separando el grano de la paja, en este caso sigo quedándome con aquello
que más tenga que ver con el “oficio y cocina” de este arte y con sus
aportaciones al mismo. Las modas y vaivenes, los gustos personales, los
intereses del “poderoso”… en
definitiva: lo que marquen los demás, me lo tomaré con reservas (si me lo tomo)
y seguiré por libre degustando y aprendiendo cuanto pueda.
Montero Bermudo
S. Juan Despi, otoño de 2.016
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