campiña ecijana

campiña ecijana

viernes, 13 de julio de 2018

El Pirula y su "escuela"


En “El Pirula”

… “Do mollete serrao”, dijo el camarero haciendo un gesto de inclinación y de asomo por la ventana de la cocina que da a la barra del bar (a mí no me gusta que lo abran y lo tuesten por dentro, esto es estropearlo y él, con que se lo pidas la primera vez, ya no se le olvida) al tiempo que, sin parar, iba y venía de un lado a otro sirviendo y recogiendo “material”. Mientras una larga y extensa barra, “con más tiestos que la orilla del arroyo allá por Puerta Osuna cuando se montaban la feria en el siglo pasado” se renovaba, llenaba y vaciaba a dos manos casi por arte de magia …  ¿Do con lesshe y manteca colorá?  Comentó dirigiéndose a mí, con toda la amabilidad del mundo y una prestancia, agilidad, agrado y destreza (nada de ese servilismo caduco y no de fiar que muchos usan) digna de reseñar y valorar. Yo asistí con un gesto con la cabeza y embobado, sin salir de mi asombro (y eso que lo veo cada vez que me acerco a desayunar por ahí por “El Pirula”, pero a estas cosas por destacar no se acostumbra uno) de pie junto a la barra, porque acostumbro a llevármelo a la terraza por aquello de ir con el perro, esperaba mi turno pacientemente (un momento porque la rapidez es la norma) disfrutando del espectáculo que este hombre ofrece con su saber hacer y dedicación.
         ¿Nadie acostumbra a decir cosas de estas o yo no las escucho? Trabajadores con este oficio y capacidad no es lo corriente y si criticamos: lo puercos, desaliñados y faltos de todo conocimiento y a veces de ganas, en lo que hacen muchos, es justo declarar (en su medida) ante los que no sepan apreciarlo, que esta persona, a diario en su puesto de trabajo da una lección de honradez y entrega, demostrando cómo y con qué honradez se gana su pan. De ello nos beneficiamos los clientes.
          Hace ya mucho tiempo que cada vez que voy, le pago la consumición y mordiéndome la lengua, me salgo diciéndole como mucho: gracias y adiós… siempre me quedo al despedirme con el deseo de decirle algo más…  cortedad, vergüenza…  piensa uno que quizás no hay que extralimitarse y que seguramente son cosas o exageraciones mías. Hoy, aquí “escondido” y delante de mi ordenador me “explayo” y desahogo diciendo lo que hace mucho que pienso y quedo algo más ligerito con mi conciencia porque es de bien nacido aquello del agradecimiento.
          Gracias Julián (creo que es tu nombre) ecijanos como tú, al igual que ese recordado jefe que tuviste, hacen también mucho por Écija y corremos gente por esos mundos, nacidos ahí (yo en Cañatos) que además de mirar las torres, palacios y los molletes de la Conchi, entre tantas virtudes más, nos damos cuenta de la valía de camareros como tú.
Con todos mis respetos. Un cañatero
Montero Bermudo.
San Juan Despí 1º de Julio de 2.018

No hay comentarios:

Publicar un comentario