campiña ecijana

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domingo, 18 de junio de 2017

La caló del verano


¡¡Ohú que caló!!


          Un silencio “escandaloso”  deambulaba entremezclado con los aromas a pies y a sobacos  por todo el aposento, nadie se movía, si acaso un jilguero al filo de la ventana que viéndolas venir desde dentro de su jaula, suspiraba por lo bajini de vez en cuando con su piteo. Hombres, mujeres y niños, la abuela, el  perro y un gato roncaban a patas sueltas cada uno distribuidos por donde a media noche les pilló Morfeo; tirados como guiñapos, más que echados a propósito, al mismo borde del coma y traspuestos, dormían tan profundos que no medían el tiempo  ¿Pa qué?  

          Tres o cuatro churumbeles como ranas por el pasillo nadaban entre sueños por la charca del frescor de la solería, la abuela estrellá en la hamaca junto a la ventana con las piernas estiradas, la boca de par en par y los brazos  como Jesús entre los ladrones,  aún sostenía un abanico que palpitaba autónomo  haciendo intentos de sacudidas como el pulso del riego sanguíneo, dos o tres mujeres repartidas por colchones en los suelos de los cuartos y como nadadoras de competición posaban para una instantánea, quedándose quietas y el machote de la casa, a to lo largo del balcón con la moto de dos tiempos al ralentín,  entre acelerones y acelerones  resoplaba con la cabeza entre macetas soñando con el mes de enero; el perro, junto a la aldaba de la puerta, maldecía su cierre mientras su “natural enemigo”, hacía equilibrios sobre el pasamanos de la baranda mirando al suelo con desprecio.

          Como viejos y fatigados serruchos se escuchaba el runrún en lo que era todo, menos una carpintería; silbidos secos y finos cual suspiros de ángeles cantores y “cateados” se fundían en la atmósfera y a la irónica chicharra que criticaba desde su escondite, entre dientes se le escapaba:

           - ¡lalesssshecanmamáo! Que levantaran hasta  el papel pintado de las paredes  con to ese flete y por la siesta me ponen a mi como un trapo por ná –

         La noche anterior en su desespero quedaron lacios, que no dormidos viendo la tele, el viejo ventilador lo habían tirado un tiempo atrás, porque a modernos no les iba nadie a echar la pata por lo alto, pero la cruz  les dio la cara  y para más desdicha,  el infortunio trajo averías  al  “Michubichi” (se había quemado o derretido de tanta marcha) y el calor, que como un río coge su cauce en cuanto el verano  se pone por medio, se había desbordado en aquella    “Cívitas Solis, vocabitur Una”   “… y saltar vieran de tu entraña pía,  tanto sol que la tierra anegaría, hasta llenar de luz la misma noche.”  Así  lo vio  D. Eugenio d´Ors   y a ellos los pilló “poéticamente en Babia” y desprevenidos  y lo último que podrían recordar antes de encontrar resuello, fue el saludito con cachondeo de ese fresquito al amanecer: Aire, aire, le le, pom pom. Aire pasa, le le, pom pom, aire nuevo, aire fresco pa la casa…    hasta perderse por los tejados del caserío dejando inertes al vecindario y a la espera en ná, de otro día de campeonato que se ve venir.

 Montero Bermudo.

Riéndome de la caló mientras veo el desespero de tanto moderno. Junio 2.017

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