campiña ecijana

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domingo, 26 de marzo de 2017

¡Primavera Bendita!


De nuevo la primavera

          Por los albores de un nuevo ciclo una vez más asoma aquí la primavera, la vida sigue su curso y nosotros con ella. Por mitad de los campos, almendros y variados arbustos  junto al camino ya florecieron y  como jugando a pillar  inquietos y nerviosos se dieron prisa, porque otros les seguirán a ellos: cerezos, ciruelos, melocotoneros y entre muchos más la jacaranda, el naranjo, el mandarino o el limonero y pegadito al suelo, donde a capricho del viento y la gravedad, se irán depositando variopintos y hermosos pétalos, polen y más polen que  entremezclados con las frescas y tenues sombras proyectadas, fabrican alfombras en terreno renovado.  

          Campanitas, jaramagos, violetas, malvas y margaritas, muchas margaritas, e innumerables florecillas silvestres eclosionan como paleta a lo pintor para un exhaustivo estudio de la teoría del color, un arco iris que brota de las entrañas de la tierra cual “venero de  alegría”, colocando magistrales e infinitas pinceladas de pigmentos  sobre el manto verde de la yerba…  en todo ello y lo inexplicable, se van convirtiendo  las tierras de estos alrededores por donde uno pulula en deseos de abrazarse a  cuanto florece, porque ello es vida que regenera. Lo anterior también y lo que llegue luego, pero es en esta época del año donde la naturaleza escogió  dar inicio de nuevo al florecimiento o comienzo del ciclo, una vez pasado el “descanso” del invierno.

          ¡Primavera! Preciosa primavera  que trae en primicias ( misterios de la naturaleza donde todo se repite y nada es igual )  perfumes nuevos: de azahar y sándalo, limón e incienso, de tierra mojada, de miel  de cera… y de hierbabuena; de música celestial y canto de voces blancas…   morados lirios  y juegos de infancia; de grandes minaretes volteando campanas y pequeños repiques en espadañas; de alergias y estornudos, de abejas libando polen, incansables las obreras caminito del apiario…  abejarucos que se las comen; de peinas de carey o nácar y mantillas de blonda en frescos atardeceres…  de bolillos con guipur los velos en horas de misa; encaladas paredes, rejas floridas, cardos en arrecifes, tejados con jaramagos, amapolas en trigales; de regueros, meandros y riachuelos,  repartiendo plata a su albedrío, mientras buscan vericuetos  hasta dar con el río. De juventud que goza, ríe y se divierte; de viejecitos al sol contando su “guerra” con la añoranza que viene a verles…   el sol les alegra; de amorosas abuelas haciendo torrijas a zalameros yernos y golosos nietos; de esquivas y veloces  golondrinas calle abajo en competición, mientras al filo del “soberao” pegando barro renuevan nidos; de anunciadas procesiones con trompetas y tambores en resonancia, donde se mezclan los rezos, la fe y un recuerdo que vuelve a nacer…  el de la  infancia…

          Vida, vida, alegre y contagiosa vida,  color y calor  ¡Primavera Bendita!

Montero Bermudo.

Primavera 2.017

 

 

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