campiña ecijana

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miércoles, 29 de marzo de 2017

No hay más que cuentos


En una  Clínica Dental…   


           El dentista de toda la vida, para que nos entendamos.

           ¡¡Paseeeeee!!,  Que pase el siguiente.

           – Se escuchó  una agradable voz en la salita de espera  convocando  a quien tocara, una vez salía el último atendido –

          El murmullo y el cuchicheo invadían la atmósfera de aquella estancia, donde el natural y mal disimulado nerviosismo invitaba a criticar cuanto fuera con tal de enmascarar miedos y tensiones aunque fuese diciendo pamplinas. ¡Hay que ver, hay que ver!  Mientras  a rastras, como buenamente podía, entraba por la puerta señalada  un cocodrilo con la mano puesta en la quijada dolorida. 

          ¡Buenas tardes! 

-Saludó balbuceando a su entrada el animal, sacando fuerzas de donde no le quedaban con el ánimo de no aparentar  tanta decadencia –

         ¡Muy buenas!   ¡Dígame usted!

          Mire yo venía porque de un tiempecito  acá, se me ha ido deteriorando la dentadura  y de qué manera. La edad, las peleas con la vida y la última emigración al Serengueti que me pasó toda entera por encima pisoteándome mientras cruzaban el río  ¿Pa qué negarlo?  Y  ha llegado el momento en los que no hay nada que me pueda llevar a la boca, todos son: ay, ay y más ay, no sé por qué  lado masticar, cuando encuentro algo, todo  está  duro, frío…

          ¡Siéntese aquí!   Ponga la cola hacia allá con cuidadito de no darle a la lámpara que nos quedamos a oscuras y que yo me pueda arrimar al sillón y a ver cómo nos apañamos y se coloca usted de manera que pueda abrir la boca y no me tire al suelo lo de las estanterías.  

         - Uy,  uy,  uy, ¡Por Dios!   ¡Qué barbaridad!  Está esto fatal….   ¿Cómo me ha dicho que se llama? -

         -  See Yoo Later  Alligator,  como la canción, pero llámeme  “Aligeitor” a secas, que es como me llaman los amigos y que no suene a cachondeo.

          - Después de un  exhaustivo examen visual…  -  

          Mire usted Sr. Aligeitor, tiene la boca mal, bastante mal, como dirían en mi tierra: “ faraté” y “pa larrastre”, hay que sanear caries a manojitos, sacar unas cuantas de  piezas dobladas y rotas  arriba y otras tantas abajo, matar algún que otro nervio, por no decir otra cosa, colocar un puente a lo “Eiffel”, un raspado en el cielo de la boca,  entablillar la quijada  y hasta hacer limpieza de telarañas que veo al fondo…    ¿Hace días que no comemos verdad amigo Aligeitor?

          Me vine de África buscando  aunque fueran chicles por mascar, aquello cada día  está peor: mucha calor, muchísima; con lo del cambio climático… para freírse oiga; poca agua, el Mara allí en Tanzania  ya no es lo que era, con los documentales de la 2 se ha puesto de moda y allí cualquiera “acue”, en las orillas hay que pedir tanda para arrimarse,  llegado el momento “tor mundo quiere silla en La Campana”,  cada vez menos bichos cruzando el río… ellos también andan mal y han aprendido con la globalización…   Las cebras, antílopes, gacelas…  con linternas cruzando de noche o cuando ven la oportunidad  y a  los ñus y búfalos le han hecho una pasarela los anti taurinos…   mecagonlalessshe con tanto “defensor”,  sin contar que  en cuanto te descuidas cualquier “furtivo” hace contigo un bolso, que eso es otra  y ahora aquí, cuando pensé que andaba a salvo de tanta penuria llegó la crisis y las miraditas de reojo por ser de fuera y algo distinto…    ¿tanto se nota?

          Na más que una mijita.  -Dijo el dentista “quitando hierro” al asunto-

         … se están poniendo las cosas…  y además con la boca en “plan derribo”…    cuando pillo algo tampoco puedo mascar. ¡Qué ruina! Cómo ha cambiado  la vida en na…  con lo que yo he sido Dr.

            ¿A mí me lo va usted a decir?  Cuando me fui a la mili, yo soy de Écija,  me tocó al Aaiún ¿Hablaba usted de calor no?  Y me afeitaba con una gaseosa, se me puso el pellejo como el suyo de lavarme con agua salá y un taco de jabón verde  que me regaló una novia  que tenía entonces…   luego cuando me vio de dentista cogió miedo y me dejó…   no era pa mí,   pa que le voy a contar. Como me tiraba este oficio, empecé arreglando dientes a los mulos y caballos y entre unos y otros fui metiendo poquito a poco algún que otro quinto, hasta que dejé las bestias y terminé averiguándole media boca a un sargento reganchao…     sin contarle los bocaos y las patadas  que pillé, luego en el pueblo fui  sacando cuatro dientes y caries a dita, cambiándome de vez en cuando de barrio claro y  aquí estoy. Todo se supera en la vida si hay fe  Aligeitor.

           Bueno hablando del “trillo boca arriba” que tenemos delante. Recomponer  todo esto tiene tela, tarea y dificultades…    ¿Comprenderá que su boca no es normal?   Ni siquiera  la experiencia   en el Sahara  creo que me sirva, pero bueno, afrontaremos  este combate calando bayoneta  y entraremos  “a sangre y fuego”…   “cortando coj… se aprende a capar amigo”

          ¿No lo veo muy convencido Dr.?

          Aligeitor,  me pasa como a Curro Romero, matar, a mí no me gusta matar, pero no se preocupe  cocodrilo, cruzará esa puerta como Aníbal los Alpes, triunfante y con una sonrisa que ni el más capillita en Domingo de Ramos.

          Seamos claro ¿Cuánto se quiere gastar?

           En confianza, no dispongo de economía en condiciones, hace poco que crucé el Estrecho por Tarifa y he venido a su consulta, porque me dijeron que aquí en España al que viene desesperado le ayudan. 

           ¡Ahhh  claro!  Que  es usted extranjero, entonces no se preocupe, esto es una balsa de aceite Aligeitor,  yo le hago presupuesto-factura  y lo lleva a la Asistencia Social de su ayuntamiento y verá cómo se arregla todo. Implantes fijos a lo mejor no, pero le pongo un “puente” que  dejamos en pañales a Santiago Calatrava.

            Y salió el buen animal cruzando  una desértica salita de espera  (la gente es así de tiquismiquis y se empaña con na) silbando  a lo Kurt Savoy: El bueno, el feo y el Malo.

Montero Bermudo.

Matando moscas en primavera 2.017

 

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