campiña ecijana

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domingo, 1 de enero de 2017

¡VIVA LA MÚSICA!


Concierto de Año Nuevo

 

          Un año más, la Marcha Radetzky de Strauss, fue el broche de cierre en un Concierto de Año Nuevo que interpretara  la  Filarmónica de Viena. El director y músico venezolano Gustavo Dudamel hizo, para mi gusto, una interpretación magistral y no por prescindir de los “ataeros” de partituras, aunque ello demuestre el conocimiento y la “puesta a punto” de un músico genial, si no por su “construcción” del propio concierto y la capacidad de dirigir tan personal. Una primera parte más escueta y a modo de “entreno o calentamiento” llena de oficio y profesionalidad y la que daría paso, previo el reportaje acostumbrado (algo más soso que otros años) con un inicio contagioso-musical y bello como personal de ejecución a una segunda parte vibrante y con sello propio, donde todos los “profesores” dieron el  “do”, pero el venezolano administró las riendas con un oficio y “maneras” de asombro  ¡Ole los músicos de verdad!  ¡Viva la música!

          Extraordinario el Coro de Amigos  de la música de Viena y el duende hispano-latino con los palillos o castañuelas incluidas se paseó por el concierto con el recuerdo de Pepita de la Oliva, la bailarina española a la que Strauss dedicara esta polka: Pepita y  el exorno floral, al margen del poco aprecio que le hiciera el regidor, con un sabor tropical inconfundible daría en  sus  rosas fucsia y palo,  junto con los amarillos reales,  limones y verdes ácidos  de la ananás incluida, un recuerdo a la cuna del músico-director (indudablemente consciente)  donde la misma forma me aportara recuerdos de un Daniel Vázquez Díaz en sus frescos del Descubrimiento.

          Se entretuvo el regidor en hacer barridos de cámaras entre columnas y el rancio y algo manido del  oro de las molduras, obviando la frescura y belleza del exorno floral, excluyendo quizás el ramo ofrecido al director antes del Danubio y del que cabría decir cualquier piropo por desorbitado que fuera  ¡Ole por los artistas!  Digno él solo, de tener un primer plano por su belleza.

         Aunque uno no sea entendido, sí que será posible al menos, tomarse licencia y en función del gusto, más que del entendimiento, opinar que el Concierto, sin el “glamour” en la dirección de un Varen Boeing, ni falta, (con todos mis respetos porque es de admirar) estuvo a una altura más que digna; precioso y con oficio a raudales, conocimiento y saber hacer y que a los que nos gusta la música sin necesidad de florituras nos llegó.

          Y ahora, mientras llega el próximo a poner en marcha el año que hay mucho por hacer.

Montero Bermudo.
S. Juan Despi, Año Nuevo 2.017

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