campiña ecijana

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martes, 30 de septiembre de 2014

Casa de Écija en Cataluña


Casa de Écija en Cataluña

(Veintiún años después)

De los apuntes que no hace mucho he venido tomando, sobre aquellas fechas en las que andaba uno enfrascado en La Casa de Écija en Cataluña, extraigo un trocito de cuando la inauguración del local social, porque ahora se cumplen años de aquel evento y como recuerdo a aquella gran mujer que fue Dña. Pepita Tomás Montero.

“... Aquel año, como casi todos los últimos, habíamos estado en Écija: por Semana Santa,  por Feria  y si no recuerdo mal estuvimos también algo antes del verano. Andábamos  preparando y aclarando temas de La Casa de Écija: con el Ayuntamiento, los partidos, algunas asociaciones y con las amistades, además de informar a quien quiso escucharnos sobre  la inauguración del local social. Si no me equivoco,  en primavera, supongo que ando en lo cierto, en unos de aquellos paseos de un sitio a otro preparando y viendo gente, le dije a Manolo que conocía por referencia de  Rosarito de Novales, persona con la que me veía y carteaba de vez en cuando y con la que a través de la pintura y Écija mantenía cierta amistad, a una señora que aunque solo había hablado con ella algunas veces, era uno de esos personajes entrañables que en cualquier lugar que se hablara de nuestra cultura estaba, formaba parte de casi todos los movimientos parecidos al nuestro, mayor que nosotros, poeta, educada, agradable, muy sensible y dispuesta … (Al final él la conocía algo también) a la que podríamos pedir alguna colaboración;  hablando, hablando,  sin premeditarlo y no sé cómo, nos presentamos en su casa, lugar en el que ya había estado visitándola alguna otra vez. La saludamos y la pusimos al corriente de todas nuestras cosas. Era Dña. Pepita Tomás Montero una de esas personas a la que te arrimas porque sabes que siempre tiene algo para ti, con la que te podías confesar o casi mejor decir: la necesitabas para confesarte; mujer abierta, espléndida, comprometida, religiosa, madre, sobre todo eso, madre…  no recuerdo hasta donde llegamos con aquella charla pero creo que por lo menos  fue  tan amena y extensa como  agradable y sorprendente por parte de los tres. Para esto me falla la memoria, pero si no fue en aquel momento sería al día siguiente  cuando decidimos acercarnos a ella de nuevo,  con la idea  que apuntara Manolo, de nombrarla Madrina de La Casa de Écija.

Algo desconcertada y muy alagada, según me contaría más de una vez, quedó ante nuestra propuesta. Si, respondió tras una breve pausa  ¿Pero yo qué tengo que hacer?...   pobrecita que ya no la tenemos y cuando la recuerdo me enternezco hasta el extremo de tener que tragar saliva…  era una bellísima persona que se desvivía por cualquier cosa de la que se le pidiera y a veces perdía la medida no dándose cuenta de su edad, la salud y compromisos con su casa, comprometiéndose con todo lo que fuera con tal de ayudar aun a sabiendas que de vez en cuando le hacían algún feo.

El día 1 de octubre, viernes por la mañana,  en la puerta de Llegadas Nacionales del aeropuerto del Prat, Manuel Reyes Moreno como presidente y un servidor como vicepresidente de La Casa de Écija en Cataluña, ramo de claveles rojos en mano,  esperábamos a la Madrina de los ecijanos en Cataluña. Cuando salió por la puerta, cual chiquilla con vestido nuevo para la feria…    ¿Qué falta le hacía a Ella tanto compromiso?   ¿Quiénes éramos nosotros para que aquella persona se tomara tantas molestias?  ¿Cómo le íbamos a pagar, si es que esto se debe o puede, aquel arrope a nuestra causa?   Ella se lo tomó así, estaba dispuesta como con tantos otros a ayudarnos y darnos calor humano para que no nos sintiéramos solos. Emocionada, contenta y hasta  algo conmovida, según decía, llegó hasta nosotros: le ofrecimos las flores y un beso, y entre comentarios y aclaraciones de cómo iba todo aparecimos por el Local Social, allí estuvimos los tres conversando  un poco mientras Ella iba mirando lo que teníamos montado y cuando se dio por concluida la visita Manolo se fue para seguir con cosas que andaba terminando para el tema de  la inauguración y yo me llevé en el coche a la Madrina a Barcelona capital. Estuvimos paseando un poco por la zona de Puerta del Ángel, Vía Layetana,  el Palau de la Música…    después de una llamada de saludo a unos amigos que estaban en el Hotel Gala Placidia, creo recordar que de conserjes, nos invitaron a comer y luego  de todo ello la llevé a casa de una amiga en común de los dos, María : fue mi vecina durante unos años y esposa de mi paisano Antonio y a  Pepita  la conoció en Écija donde se fue a vivir teniendo tienda en La Cintería, cerca de su casa, de ahí la amistad y luego de quedarse viuda volvió a Barcelona donde tenía a su madre y demás familia. En su casa la dejé ya por la tarde, allí dormiría y al día siguiente, sábado 2 de octubre  después del mediodía la volvería a buscar para llevarlas a las dos, María también vino, a la inauguración del  Local donde nos esperaban entre otros: el alcalde de Hospitalet  D. Juan Ignacio Pujana, el Concejal del distrito, el Presidente de La Casa de Écija,  su Junta en pleno y un buen puñado de ecijanos.

Puesta la Madrina en la puerta de La Casa de Écija, donde las autoridades, presidente y demás socios la esperaban quise mantenerme en el lugar y no acercarme al estrado  para estar “perdido” entre los demás socios y simpatizantes lugar donde siempre he creído era mi sitio y desde allí junto a la rejas de la entrada apretado entre tantos escuché el saludo de rigor y compromiso del alcalde, del Concejal, del presidente y unas preciosas palabras de La Madrina que usando de su capacidad poética fueron el broche  de oro del momento ;  miembros  de nuestro ayuntamiento en Écija no vino ninguno, hasta el último momento estuvimos en la duda porque no nos lo aseguraban quien vendría…    la mierda de la política y no pido perdón por la frase, ya soy mayorcito para saber lo que digo, cohibió o enturbió las decisiones de nuestros representantes allí,  su incapacidad y corta visión quedó reflejada con aquel abandono, luego, en próximas ocasiones ya más “seguras” vendrían poco contentos, pero un servidor, aunque no les guarda ningún rencor ¿para qué?  Anda bien de memoria; bueno  con lo que íbamos, yo me sentía satisfecho con la labor hecha hasta allí y además tenía que nutrirme de más fuerza para lo que quedaba  por delante, no en vano estábamos empezando.  El tema de la “fotito” junto a las autoridades y banderas me chirriaba y quizás me venía largo, nunca me hicieron gracia ciertas cosas y aunque el alcalde Sr. Pujana  mirando la decoración preguntó por el artista, yo hice oídos sordos (me salté el protocolo e incluso podría entenderse como falta de respeto, pero…  )  Y me mantuve en cierta manera al margen en aquellos momentos  “oficiales”, para ello creí bien representada a mi entidad con nuestro presidente y la Madrina.”

 

Montero Bermudo

S. Juan Despí,  1 de Octubre de 2.014

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