Jaca,
la Escuela Militar... y nosotros.
...Y
nos encontramos de nuevo, éramos solo unos cuantos, un puñado de
sentimentales que nos resistimos al desgaste o el olvido del tiempo;
nosotros sí vencemos hasta ahora esa apatía en la que los años
transcurridos generalmente sumerge al que se “duerme” o acomoda y
pasados los cuarenta y tres de la primera vez que nos vimos,
mantenemos siquiera el recuerdo y los deseos de saber los unos de los
otros. Esta vez casi la cincuentena, acompañados además de sus
parejas en la mayoría, contactamos y acordamos día y hora donde
volver a vernos las caras, con alguna que otra arruga más, algo de
menos pelos y canas, bastante canas en el que aún presume de
conservar poblado el cuero cabelludo. Al final y por circunstancias
particulares alguno no pudo acudir, pero en el ánimo de la
conversación, la mención y el recuerdo, anduvo junto a los que nos
dimos cita en el Hotel Berga Park, sentados en una gran mesa
celebrando encuentro “a la sombra” de un surtido “picoteo”
regado con un poquito de alegre “quita penas”, justo y con
moderación ya que la edad no permite de las “alegrías” de
juventud, no hizo falta más ¿Para qué?
Nos daríamos cita en la bonita
población de Berga, allí entre montañas y al pie del bello paraje
del Santuario de Queralt, el “balcón de Cataluña”, a 1.200 m.
de altitud, lugar donde se cuenta existiera el castillo de Guillem de
Queralt y desde donde pudimos disfrutar de unas vistas panorámicas
impresionantes, por su extensión y belleza.
Nosotros, “servidores de la Patria”
y formados en aquella Escuela Miliar de Jaca tan añorada y recordada
por la mayoría (allí coincidió la mejor época de nuestra
juventud y los mejores años) montañeros y andarines como cabras
¿Dónde mejor podríamos recordarlo que sobre esas elevadas tierras
y “pedruscos” de la Serra de Queralt, tan cercana físicamente a
donde nos encontramos y tan similar en cuanto al territorio?
Quedarían al final de las pequeñas
“confesiones” y recuerdos, ánimos renovados para una vuelta de
nuevo y una continuidad en la amistad, ahora ya con los modernos
medios será más fácil. Volveremos a recordar tantos y tantos
ratitos incómodos, más los agradables, que también existieron; las
marchas con mochilas y tiendas de campaña por los alrededores de
Jaca, las subidas al Rapitán y la Oroel, las Batiellas, la marcha
fin de curso de Julio, las guardias e imaginarias, los paseos por
Jaca, las idas y venidas a Barcelona para ver a las madres y a las
novias, el desfile por La Castellana madrileña ante el Generalísimo,
que sería el último y el “susto contenido” por la enfermedad
del dictador y el relevo con el Rey... más y mucho más, queda en
la memoria por recordar, que es volver a vivir y que por manías,
carácter o formas de ser hemos decidido seguir manteniendo vivo.
Montero
Bermudo
S.
Juan Despí, finales de Mayo de 2.018
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