campiña ecijana

campiña ecijana

sábado, 7 de julio de 2018

Como siempre, mirando la luna


La Luna desde el Salón.

          La vi cruzar por la “Calle Nueva”, estaba sentado en uno de los poyos del “Salón” tomando la fresca después de una jornada calurosa y “completita de brasas” , día  de esos que dan nombre o ponen alias más que justificado a este rinconcito del sur entre suaves lomas y a orillas del Genil y que lo es de: “Sartén”, aunque me quedo sin lugar a dudas con el de Écija o Astigi, que es por derecho propio el genuino  y ahí va implícito  todo lo que forme o conforme su identidad. Freírse, freírse…   está demostrado que es posible en cualquier parte y no solo de calor, eso lo tengo asumido o comprobado, luego de haber “malvivido” fuera del lugar tantos años…   volvamos al “Salón” que sigue uno afectado y se pierde el hilo.
          Acomodado sobre una de esas piedras que hace poco colocaron los del “último desarreglo” (no paran, son únicos y mientras no llegue la verdadera “auto-revolución” pendiente, sí, esa que nos debemos contra nosotros mismos, porque estos no han venido de otra galaxia, que al fin y al cabo los hemos puesto de entre nuestros convecinos y que haga desaparecer a todos estos políticos que como castigo nos ha mandado la época, no pararan de inventarse travesuras) y que posiblemente sean esas piedras, las de los poyos, las únicas que no andan rotas o deterioradas. Desde ahí sentadito controlando a mi perrita mientras jugueteaba a mi alrededor y a lo largo de lo que daba la correa, miraba al cielo estrellado…  majestuoso, azul, impresionante, precioso y relajante… (ahí no han llegado todavía los “tenazas”, pero hablaremos bajito) Ella sonriente, cruzaba por encima de la “Gran Vía ecijana”, esa que abriera a la modernidad aquel “visor al futuro” y avanzado alcalde que fuera D. Felipe Encinas y Jordán allá a principios del siglo XX y que rotulara con el nombre de: Miguel de Cervantes en memoria de uno de los más grandes de las letras españolas, aunque el pueblo, sabio siempre a pesar de todo, la bautizara sin más pretensiones por lo bajito y corriente con  el de: “calle Nueva”, que lo es y, quizás hasta en su propia memoria y agradecimiento  por el gran aporte en lo de novedoso. Como decía, avanzaba en lo alto de las cubiertas del Mirador de Benamejí, dibujando con hilos de plata los perfiles de la parte alta del frontispicio de esa majestuosidad barroca, cual bordado sobre terciopelo negro surgido de un “lúcido e inspirado Jesús Rosado” y de ahí sin detenerse, aunque parsimoniosa y como en lenta procesión vertía sus luminosos rayos por la estrechura de la Cintería, antiquísimo “recuerdo” que nos queda del Cardo romano.
          Mientras Ella continuaba deleitando mi contemplación, relajado y fresquito dejaba suelta la imaginación, al tiempo que degustaba un helado de nata con piñones, por cierto, buenísimo, que había comprado en la confitería de Torres Valera, casi a la entrada de la “calle Nueva”. Miraba y dejaba “suelta la cabeza”, pensaba en lo leído, escuchado y vivido; observaba la infinidad de: roturas en la solería, deterioros, abandono, chapuzas y ocurrencias  y junto con la poca delicadeza y civismo de muchos de mis paisanos, que a golpe de gritos, voces y pitidos con los coches hacían “un salmorejo” desagradable y lastimoso digno de tener en cuenta y rectificar, pero ni aún así, mermaron el disfrute, porque lo hermoso es más, mucho más y todos estos desperfectos los que vengan harán limpieza y este Salón, ombligo de niña en sus más de dos mil años, cicatrizará su tripa y crecerá lustrosa y bella como ninguna.
          Nos despedimos con la mirada y Ella, la luna, con buena parte de la noche por delante, se fue camino de Sta. María mientras llevaba su luz y energía sobre la torre y la misma Virgen del Valle, yo hacía lo mismo imaginándome algo de aquel Kardo romano o la vieja calle de La Verdad, en busca de Puerta Palma con mi Lola que ya era tarde y la piltra esperaba donde reponer del día y seguir los sueños.
Montero Bermudo.
  Ya en S. Juan Despí,  1º de Julio de 2.018


No hay comentarios:

Publicar un comentario