campiña ecijana

campiña ecijana

martes, 23 de septiembre de 2014

Cañatos mi barrio


Cañatos mi barrio

 

Cañatos, punto de partida para una aventura que luego de trances en mil batallas, unas a medio ganar y las otras que en su mayoría  perdidas  lo fueron  y  que hasta aquí han venido a dar, con lo que ha sido y pueda ser mi vida.

Nací allí en aquel castizo y hermoso barrio porque ella, mi madre, así lo eligió y si lo hizo pensando en tantas cosas buenas que siempre me deseó  ¿Cómo no he de sentirme orgulloso de ser cañatero?  Ella me enseñó a querer  y a no despreciar, a no exigir y ser bondadoso, a mirarme en el espejo con detenimiento  antes de hablar de lo que en otros me pareciera ver, pero al mismo tiempo, a sentirme  orgulloso de quien soy y de dónde vengo, cada uno se debe a la defensa de lo suyo, lo demás viene de seguido y las diferencias no son nada más que eso: variedad. Así  que, sin menospreciar a ninguno de los barrios que forman la vieja Astigi, el mío es Cañatos y cuando hablo de Él se me expande el pecho porque la esencia y aroma que corren los vientos por sus esquinas, no me caben en el alma, alma que es corazón y que a pecho descubierto paseo con orgullo por cuales quiera de los  rincones  que deambule  por este mundo y esto, aunque no más sea con el pensamiento se me escapa irremediablemente de cualquier control o de gobierno.

A mano derecha del Arroyo de la Argamasilla o de las Flores, cuando  justamente  este “Nilo” tantas veces brabucón entra  en Écija y  a partir de la pontezuela que diera paso al arrecife de Sevilla  ahí se hizo mi barrio, cogiendo solera y categoría y  a pesar de sus muchas anegaciones  en el sustrato  del lugar como si a orillas del que en Egipto fuera, se creó su grandeza, porque además de venero inagotable  que se alimentara allá en lo alto de las tierras de La Argamasilla ayudado también  por el aliviadero de las   Dehesas de Mochales, el agua siempre fue un bien impagable y el poso de sus vertidos le aportó durante siglos la solera de la que todo cañatero se “empringa”.

Cañatos al sur de la Ciudad, del allá de sus antiguas murallas y a la diestra de donde marcaran  el  kardo maximus  aquellos fundadores de la Colonia Augusta Firma Astigi,  por donde la Atalaya del Alcázar  hacía vigía sobre  una  puerta que dio vertidos de muchas  huestes camino de las tierras de aquella Urso romana,   a  la defensa de lo que otrora  le arrebataran aquellos bereberes que capitaneara  Tariq  y que ahora convertidos en Nazaríes sobre Granada y su vega se replegaban y de una creencia y de una fe que  fue  cristiana, que lo sería  primero,  como romana.
Hablar del barrio...   empezar y no acabar...   seguiré.
Montero Bermudo. 23 de septiembre de 2014

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario