Este año tampoco pudo ser
“… ¡Mira, mira, mira…! ” Me incorporé asombrado y sentado con los ojos
abiertos de par en par, con el brazo señalando en dirección a la puerta del
cuarto, desde la cama gritaba, más que sugería y en plena oscuridad no salía de
mi asombro… “Los he visto, los he
visto…”
¿Qué haces pamplinoso? ¡Qué susto
me has dado! ¿Tú sabes la hora que
es? Anda acuéstate - me dijo mi mujer -
echándome el cobertor encima, entretanto yo me acurrucaba.
Recogí las rodillas junto a la barbilla y sin salir del desconcierto y
la confusión, mientras buscaba la compostura y el calorcito de la ropa,
intentaba aclararme sin averiguar siquiera la realidad del momento ¿Estaba
dormido o soñaba despierto? Vi salir del dormitorio a los Reyes, al último que
por despiste se retrasó en dar con la puerta, dándome lugar a verle los
borlones y los flecos de la capa, que brillantes y dorados sacudían sobre la
culata de un rubio camello; la crin de la cola, a pequeños latigazos se auto
fustigaba para salir pitando y yo, que juraría por todo cuanto sea, que lo vi y
no me sé explicar…
Siguiendo en mi historia, la que no adivino en qué estado de ausencia
sería, yo solo intuyo una realidad, la mía y en ella lo he vivido. Como tantas
noches de Reyes, me fui a dormir con la idea de que esa noche sería también
mágica, como todas las de mi vida, esto es para niños de todas las edades y
cumplo de sobras cualquier requisito. Me hice a la idea siempre de que algún
año sería por fin y aquella carreta que siempre les pedí, pero que nunca fue,
en este ya tocaba; casi setenta esperando no es para menos ¿Cuántos más habré
de aguardar? De chiquito cuando con mis cabras recorría los caminos del “rueo”
de Écija, me quedaba embobado viendo pasar unas carretas que, tiradas por yuntas
de bueyes, acarreaban la siega a la era. Las últimas fueron allá por las
“dehesas del Gobierno”, junto a la “Prensa Vega” y las mandaba un tal “Sopipo”
hasta las faldas del cerro S. Cristóbal, junto al cementerio, donde montaba la
parva para la trilla. Cada año en mi
carta iba en el primer renglón aquella carreta que nunca vino, pero jamás di
por perdido el momento de volver… “y de
lo mío qué “. Así que este año, al levantarme he podido comprobar que todo fue
espejismo, no encontré nada (de momento y ya es media mañana) y tendré que
consolarme, una vez más, con ver a los más chiquitines pegando pelotazos contra
el cochecito o la muñeca de la hermanita y mi carreta la dejaremos para el año
que viene, por si hay más acierto; en este con la vacuna cuando llegue estaré
salvado.
Montero Bermudo
En el día más bonito del año
(mientras no lo estropeen) y en lugar bien lejano. 2.021
Que bonito es poder desconectar del mundo con escritos como el tuyo, gracias Rafa por tu sensibilidad.
ResponderEliminar¡¡ Silviaaaaa!! Por Dios qué alegrón... tantas veces te he mandado recuerdos en cositas de estas mías y creí que algo en la dirección de estos artilugios habría cambiado. Tengo que ir a verte, pero es que no salgo nada, solo a que la perrita haga sus cosas... no me fio del "bicho" ese que dicen y un día por otro... me alegro de "escucharte" y de que te sirva para "desconectar" y acercarte a ese mundo de niños, de donde aún no salí, donde me expreso. Gracias guapa por el piropo.
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