campiña ecijana

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viernes, 21 de octubre de 2016

Amor por los que siento


Amor y libertad

           Amor y libertad  ¡Qué bonito!  ¡Qué bello!  A poco más se puede aspirar  que contenga tanto junto: Sin tapujos ni maldad, sin parar en otro asunto que llevar la propia existencia  por caminos  de  llanezas, como suena y de verdad.

          El amor es el mejunje que  conglomera   lo más bello   en la vida, sin él nada es posible, ni admisible…  todo es intriga. La libertad: ese misterioso sentido que fluye  del pensamiento, esa utopía o sentimiento que  vivido de forma tangible  lo mismo que si fuese un cuento, la  que  no existe más allá del propio concepto.  Se sueña, se aspira y en lo inmaterial  representa el vuelo de la imaginación…   la llave de la vida.

             ¡Cuánta libertad en el vuelo!   ¡Cuánto freno hay en el miedo!   ¡Cuánto amor en el respeto!  ¡Cuánto hay que luchar por ello!  Lo que piensen mis amigos, lo que digan los que quiero, aquellos que si me importan, los que me quitan el resuello…    a  los que tengo tan presente  en la medida que puedo; mi libertad estriba en ello y el amor que por todos siento, no reclama en el reverso ¡Viva la libertad! Yo ya cobro por quererlos, aunque no me llevo a engaños, si me dicen: “yo te quiero” se cierra el aro completo y  el cuadro queda entero.  Nunca sabrá ni el diablo lo que uno lleva dentro, tal vez ante por viejo ¡Cuánto siento yo por ellos!  Amor y libertad,  entendimiento  y anhelo, querencia por los míos y los que vengan luego. No hay consciencia más tranquila ni sensación más placentera que hacer feliz al que te rodea, al que quieres… a  quienquiera.

          El vuelo de la libertad el que te quita todos los miedos, el que te da la fortaleza, el que puedo porque quiero, aquel que te aporta grandeza,  el que al alma da limpieza y a la vida ideal  paradero; ese no viene solo, no llega por ningún fuero. Hay que salir a su encuentro, laborar que es merecerlo y si niega su presencia, que si quiere que si no quiero…   no hay que rendirse nunca, la vida es como un torneo y siempre al final de la lucha por chico que sea el entuerto  vendrá el  laurel del trofeo. 

Montero Bermudo.        

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